Tercer Milenio

En colaboración con ITA

ciencia de andar por casa

Por qué los estudiantes deberían tomar los apuntes a mano

Desde el punto de vista de la neurociencia no hay discusión: usar lápiz y papel ayuda a procesar y memorizar la información. La clave: la caligrafía.

Tomar apuntes a mano es más efectivo que teclearlos en la tableta o el ordenador.
Tomar apuntes a mano es más efectivo que teclearlos en la tableta o el ordenador.
Dave King / Flickr

Creo que ya he compartido en alguna ocasión que yo sigo escribiendo en papel y que solo a última hora tecleo el texto en el ordenador. Y no solo eso, sino que durante el proceso de documentación previo también tomo las notas pertinentes con boli y papel. Unas notas que, paradójicamente, en la mayoría de los casos ya no necesito volver a consultar cuando redacto el artículo (y esta paradoja es pertinente a tenor de lo que viene a continuación). 

Tal vez por eso, o porque yo soy de la generación de la EGB, una de las cosas que más me solivianta como padre de una estudiante es el (ab)uso del libro electrónico y los recursos digitales en detrimento de los libros y los apuntes en clase de toda la vida. Una opinión, expresada a veces en voz alta, que en más de una ocasión ha provocado que me tildasen de dinosaurio, fósil, carca o retrógrado.

Pero hete aquí que ahora un estudio ha venido a darme la razón –o al menos un argumento para mantenerme en mis trece de progenitor indignado y escritor de la vieja escuela– al constatar que escribir a mano incrementa la conectividad cerebral, esto es, la cantidad de áreas cerebrales conectadas entre sí de forma simultánea. Y con ello la capacidad de procesamiento del cerebro.

Ventajas frente al teclado

Para ser justos, estudios previos ya habían reportado que escribir a mano incrementa la capacidad de aprender y memorizar una información. Además de potenciar la comprensión lectora y la precisión ortográfica, especialmente en edades tempranas. Así pues, lo que aporta de nuevo esta investigación es que explica por qué escribir a mano reporta esos beneficios o ventajas frente a la escritura en teclado.

Para entenderlo, lo primero es aclarar que, contrariamente a la visión clásica de que las diferentes capacidades dependían de distintas áreas del cerebro, es decir, que cada capacidad o función (vista, memoria, lenguaje, etc.) estaba controlada por una determinada región cerebral, las últimas investigaciones en el campo de la neurociencia ofrecen una nueva perspectiva de cómo opera el cerebro: de un modo mucho más dinámico, a través de conexiones temporales entre distintas regiones que de este modo colaboran o trabajan conjuntamente para alcanzar un objetivo. 

Unas conexiones temporales que se mantienen el tiempo necesario para culminar con éxito una tarea antes de desactivarse. Gracias a este dinamismo, las mismas neuronas y áreas encefálicas pueden cambiar de función y desempeñar diferentes misiones en función de la red o sistema a la que se conecten en cada ocasión. Una organización flexible y dinámica que se denomina ‘conectividad funcional’, en contraposición con la clásica ‘conectividad estructural’ (una capacidad asignada a una estructura o región cerebral) y que ayuda a entender las increíbles capacidades de nuestra ‘cabecita’.

Pensemos que estamos en una ‘escape-room’ donde hay varios retos. Podemos afrontar su resolución de dos formas: que cada integrante del equipo aborde uno de los retos o bien intentar resolverlos entre todos. En el primer supuesto, si uno falla, por mucho que los demás hayan sido capaces de completar la tarea asignada, no conseguiremos escapar a tiempo. Pero si todos los integrantes del equipo combinan sus capacidades para afrontar cada reto, es mucho más probable que los podamos resolver todos. Si esto lo trasladamos a nuestro cerebro: un mayor número de regiones cerebrales conectadas es más efectivo que un área concreta especializada en una función determinada.

Con esto en mente –juego de palabras facilón que no hace justicia a esas increíbles capacidades referidas un par de párrafos más arriba– llega el momento de entender por qué tomar apuntes a mano es más efectivo que teclearlos en la tableta o el ordenador.

Beneficiosa complejidad

La clave está en la mayor complejidad inherente al proceso de caligrafiar (definido como ‘hacer un escrito con hermosa letra’; o cuando menos legible e inteligible). Manuscribir implica coordinar la información visual con el preciso control de los movimientos de la mano, dedos y muñeca para dar a cada letra la forma y el tamaño adecuado. Una labor de precisión ‘quirúrgica’ que involucra más regiones del cerebro. O, desde el planteamiento de la conectividad funcional: que obliga a más regiones del cerebro a conectarse entre sí y a actuar de forma combinada que el mucho más sencillo gesto de pulsar unas teclas, sobre todo, si eres de los que, como yo, tecleas con dos dedos.

Es como conectar varios ordenadores en red para aumentar su potencia de procesamiento y así resolver problemas complejos de forma más rápida y eficaz. Lo que, llevado a nuestro caso de la toma de apuntes, implica que hay más regiones del cerebro involucradas en el procesamiento de esa información, lo que lleva a que la fijemos y la interpretemos en menos tiempo y mejor.

Como me sucede a mí cuando tomo notas que luego no necesito volver a consultar. Al escribir los apuntes a mano, fomento la conectividad de mi cerebro y, con ello, aumento mi capacidad de comprensión, memorización y aprendizaje de esas ideas, de tal modo que ya no me hace falta volver a leerlas para recuperarlas.

Electroencefalograma de andar por casa

En el citado estudio, los investigadores monitorizaron la actividad cerebral de los voluntarios en vivo y en directo mientras escribían a mano o tecleaban la misma información recurriendo para ello a electroencefalogramas. Salvo que seas neurólogo, cuesta creer que dispongas de un electroencefalógrafo en casa, pero sí dispones de un encéfalo que igual nos permite ‘validar’ las observaciones del estudio con un sencillo experimento. 

A continuación se presentan dos listas de 12 palabras. Copia la primera a mano y, transcurrido un tiempo, trata de recuperarla mentalmente en el orden correcto. Repite el ejercicio con la segunda lista, pero en este caso tecleando los términos. ¿Con qué sistema de toma de apuntes has obtenido mejor resultado?

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