La "angustia" de Isabel II por el nombre que le iban poner a una de sus bisnietas

El biógrafo de la reina niega que ella diera su beneplácito para llamar Lilibet a la hija de los duques de Sussex.

Muere Isabel II
Foto de archivo de Isabel II
Agencias

Lo que parecía ser un emotivo homenaje del príncipe Enrique hacia su abuela poniendo a su hija pequeña el nombre de Lilibet ha resultado ser, una vez más, un motivo de controversia y distanciamiento. Así al menos lo explica Robert Hardman, biógrafo de Isabel II, en su libro 'Carlos III, nuevo rey, nueva corte'. El historiador experto en realeza relata la "angustia" que provocó a la monarca el hecho de que su nieto dijera que había contado con su beneplácito para poner ese nombre a su hija.

De hecho, Hardman recoge que fue un asistente de Isabel II quien le reveló que vio a la reina "más enojada que nunca" cuando se dijo que ella estaba de acuerdo con que le pusieran Lilibet a su décima bisnieta. Se confirman así las informaciones de la BBC tras el anuncio del nacimiento de la pequeña en junio de 2021 que afirmaban que el hijo de Lady Di nunca había solicitado permiso a la soberana para ponerle su nombre.

Por entonces, algunos medios contaron que sí se había producido una llamada entre Enrique y su abuela en la que Isabel II no había negado la petición.

Apodo familiar

Lilibet es el apodo familiar de la reina Isabel II. Fue su padre, Jorge VI, quien, viendo las dificultades que tenía su hija siendo pequeña para pronunciar su nombre, la apodó de esta forma. Un nombre que ha quedado para la intimidad y que ella misma no ha dudado en utilizar en momentos especialmente emotivos. Un ejemplo fue la corona de flores que dedicó a su madre, Isabel Bowes-Lyon, cuando falleció en 2002 y que acompañó con una tarjeta que rezaba: "Te recuerda con cariño, Lilibet".

Más de un año después de la muerte de la reina que más tiempo ha ocupado en el trono, el libro de Hardman ha sacado a la luz nuevos detalles sobre los últimos días Isabel II, como las dos cartas que redactó y que se guardaron en una caja roja. Una para su hijo Carlos y otra para Edward Young, secretario privado de Isabel II y una de las personas que más la conocía. Eso sí, nada revela sobre el contenido de las misivas.

Es precisamente Young quien ha contado al autor que la reina falleció "muy tranquila. Mientras dormía. Se escapó. En la vejez. No habría sido consciente de nada. Sin dolor". Un final sereno después de un reinado de siete décadas jalonado con grandes escándalos protagonizados por su familia como los divorcios de sus hijos; la aparición de la amante de su hijo Carlos, actual reina, Camilla Parker Bowles; las relaciones de su hijo Andrés con el pedófilo Jeffrey Epstein o la marcha de Enrique y Meghan a Estados Unidos y las denuncias públicas del matrimonio sobre racismo en la corte.

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