Una 'superinteligencia' artificial que amenaza a la humanidad, la causa de la crisis en Open AI

Una carta enviada a la junta directiva habría provocado el despido de Altman, que no había informado del desarrollo del proyecto llamado Q*

Sam Altman, CEO de OpenAI
Sam Altman, CEO de OpenAI
CARLOS BARRIA

El culebrón que ha agitado durante la última semana Silicon Valley terminó el miércoles con el regreso triunfal de Sam Altman a OpenAI cinco días después de haber sido despedido de la compañía que fundó allá por 2015. Lo que queda ahora por esclarecer es qué llevó a los directivos de la firma a fulminar a Altman. Las últimas informaciones apuntan a enrevesar todavía más esta rocambolesca historia: Reuters habla de una carta enviada a la junta por algunos de los trabajadores en la que advertían de que habían logrado avances en un proyecto de 'superinteligencia' artificial que podrían suponer una amenaza para la humanidad. Su nombre, como de película de James Bond, sería Q* (pronunciado Q-star). Quedaría por añadir un ingrediente más, ya que todo lo sucedido habría sido una suerte de golpe de estado encubierto de Altman, que habría eliminado así toda oposición interna a su gestión.

El comunicado en el que la junta directiva explicaba los motivos para el despido hablaba de «pérdida de confianza y no ser consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta». Según Reuters y el medio especializado The Information, entre los motivos estaría el desarrollo a principios de este año de una nueva tecnología de inteligencia artificial que superaría con creces sus capacidades actuales. Varios investigadores habrían enviado una carta a la dirección para advertirles de su existencia, algo que no había hecho Altman.

Las claves de Q*

Poco se sabe con certeza de este nuevo programa bautizado con el nombre de Q*. Algunas fuentes apuntan a que sería un avance en la dirección de que la inteligencia artificial supere las capacidades del ser humano, lo que se llama Inteligencia Artificial General (AGI, por sus siglas en inglés). Q* habría demostrado sus capacidades resolviendo problemas matemáticos de nivel de Primaria como hacemos las personas, algo que no hacen ChatGPT o programas similares.

Además, Altman estaba enfrentado a parte de la junta directiva porque no compartían su visión de desarrollar las tecnologías de Inteligencia Artificial lo más rápido posible. Lo ocurrido habría sido una jugada maestra para hacerse con todo el poder.

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