¿Sabes de dónde viene la expresión 'dar calabazas'? Origen y significado

La frase no se refiere literalmente a entregarle a alguien ese delicioso alimento, por lo menos, no en la actualidad.

Calabazas
Calabazas
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La expresión ‘dar calabazas’ empieza a sonar a castellano antiguo, pero la ciudadanía por encima de los 40 años todavía la ha oído con cierta normalidad en España. En estos días, las calabazas están en la decoración de casas, tiendas y locales por la celebración de Halloween. También en los platos por deliciosas cremas o bizcochos. Sin embargo, la expresión antes comentada no se refiere literalmente a entregarle a alguien ese delicioso alimento. Por lo menos, no en la actualidad.

Dar calabazas es decirle a alguien que por mucho que te ame, no debe hacerse ilusiones contigo, porque ese amor no es correspondido. En la antigüedad se asociaba literalmente a un jarro de agua fría para la pasión amorosa.

La interpretación actual ya estaba vigente en la antigua Grecia y tiene que ver con la química, ya que entonces se creía que comer calabaza contribuía a eliminar el deseo: es decir, era un anafrodisíaco, lo contrario del fruto de la pasión. También hay indicios de su consumo en la India y el antiguo Egipto, con idénticos fines.

Esta creencia continuó en la Edad Media, incluso dentro de los conventos, donde se empleaban rosarios de pepitas de calabaza para alejar los pensamientos pecaminosos de frailes y monjas. De hecho, esas pepitas también se mascaban, como apoyo para el cumplimiento del voto de castidad. Con el paso de los siglos, la expresión se salió del terreno exclusivo de lo pasional y se extendió a dejar a la gente con las ganas en competencias, aventuras y peticiones de todo tipo.

No se conoce el origen de esta hortaliza, aunque se cree que la calabaza es originaria de la India. Su cultivo estaba arraigado en Oriente Medio en tiempos de Moisés hacia el siglo XIV a.C. Del mismo modo, también se sabe que la consumían los ciudadanos en el Antiguo Egipto.

Fuego o calabaza, cara o cruz

Volviendo al terreno amoroso, lo de 'dar calabazas' tiene ejemplos literales. En las zonas rurales se estilaba en siglos pasados que un mozo pretendiente de una chica del pueblo era invitado a comer a casa de ella. Si la chica le ofrecía fuego para encender su puro, era señal de aceptación de esos amores. Por el contrario, si le servía un plato de calabaza, no había más que hablar: el pretendiente se levantaba y se iba.

Otros pueblos asociaron la calabaza a la gente de poca inteligencia. De hecho, hay un dicho popular al respecto: “Deja al necio en vacío, cual calabaza junto al río”.

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