RELIGIÓN

El documento final del Sínodo exige más mujeres con responsabilidad en la Iglesia

El Papa concluye la primera fase del Sínodo poniendo a "los frágiles" como prioridad.

El papa Francisco durante, este domingo.
El papa Francisco durante, este domingo.
ZUMA/LaPresse

Tras casi un mes de reuniones en el Vaticano para analizar la situación de la Iglesia católica y debatir acerca de su futuro, el papa Francisco concluyó este domingo la primera fase del Sínodo sobre la Sinodalidad dejando claro que la verdadera vocación de la comunidad eclesiástica está en "acompañar a los frágiles, los débiles y los descartados", más allá de otras cuestiones. "Quizás tengamos realmente muchas ideas hermosas para reformar la Iglesia, pero recordemos: adorar a Dios y amar a los hermanos con su mismo amor, esta es la mayor e incesante reforma", dijo el Pontífice argentino en la misa de clausura de este primer período de la asamblea, que tendrá su segunda y última fase en octubre del año que viene.

Como viene haciendo desde que fue elegido obispo de Roma hace ya más de diez años, Jorge Mario Bergoglio insistió en la importancia de construir una Iglesia "con las puertas abiertas que sea puerto de misericordia" y que no exige a los fieles "un expediente de buena conducta, sino que acoge, sirve, ama". Por ello hizo una suerte de lista con los colectivos en los que tiene que volcarse: las víctimas de las "atrocidades de la guerra", los inmigrantes, los pobres, excluidos y los "débiles" en general, cuya explotación supone un "pecado grave que devasta la sociedad".

La misa de clausura presidida por el Papa ante unos 5.000 fieles en la basílica de San Pedro este domingo se produjo después de que la noche anterior los cerca de 350 participantes en el Sínodo con derecho al voto, entre los que había por primera vez unas 50 mujeres, aprobaran el documento conclusivo de esta primera fase. Todos los puntos de este texto de síntesis superaron el voto mayoritario de los miembros de la asamblea, siendo el aspecto más polémico la petición a Francisco para que reabra el estudio para una eventual aprobación del diaconado femenino. Los participantes en el Sínodo consideran "urgente que las mujeres puedan participar en los procesos de decisión" dentro de la Iglesia, asumiendo cargos "de responsabilidad en la pastoral y en el ministerio".

También propone el documento final que se ponga fin a la "discriminación laboral y de desigualdad de remuneración" que sufren muchas religiosas dentro de la Iglesia, a las que "con demasiada frecuencia se considera mano de obra barata", y se aboga por una mayor "escucha y acompañamiento" a los homosexuales, divorciados y otras personas que se sientan excluidas de la Iglesia.

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