Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Manel Esteller, científico: "Los hábitos nos hacen distintos"

"La epigenética es cómo juegas las cartas que te dan de nacimiento, un buen jugador puede ganar una mala partida", asegura.

El científico Manel Esteller.
El científico Manel Esteller.
Instituto Josep Carreras

Manel Esteller (San Boi de Llobregat, 1968), director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, investigador Icrea y catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona, ha sido reconocido esta primavera como el científico biomédico español más influyente entre 82.000 candidatos. Son muy citados sus descubrimientos sobre epigenética, una apasionante disciplina con apenas 23 años que viaja a la última frontera del ser humano, más allá del ADN, para encontrar respuestas a los tumores y dolencias como el alzhéimer o las enfermedades raras.

¿Cómo define la epigenética para los profanos?

La genética nos hace deterministas: si tienes este gen padecerás esta enfermedad o no. La epigenética modula ese riesgo. La genética son las cartas que te dan de nacimiento y la epigenética, cómo las juegas. Lo mejor es que un buen jugador de póker con pésimas cartas puede ganar una mala partida. Y viceversa.

Ya se han generado diez fármacos que crean grandes esperanzas respecto al tratamiento de algunos cánceres.

Sí, son lo último. Tienen la ventaja de que se administran a dosis más bajas mantenidas en el tiempo, con lo cual hay menos toxicidad y parece que son mejor tolerados por los pacientes. La epigenética ayuda a hacer un tratamiento más humano cambiando la expresión de genes buenos a genes anticáncer.

En definitiva, reprograman los genes alterados.

Las células normales tienen una programación que hace, por ejemplo, que el intestino absorba los alimentos. El cáncer de colon hace que se desprograme. Los fármacos epigenéticos buscan reprogramar esa célula y obligarle a recordar que su función consiste en metabolizar la comida.

¿Hasta qué punto los cánceres son hereditarios?

Una cosa es la genética y otro lo hereditario. Se cree que el cáncer fuertemente hereditario solo supone un 10% de casos. Y dentro de ese 10% también existe una probabilidad del 60% al 90%. A partir de ahí hay un margen de maniobra: las cosas que comemos, aquellas a las que estamos expuestas. Eso genera señales químicas en las células, señales epigenéticas que modulan el riesgo de enfermedad. Es interesante el estudio de los hábitos, cómo nos hacen distintos.

¿Usted estudia la interacción más íntima del ADN con el medio ambiente?

Cómo la naturaleza habla con nosotros causando alteraciones genéticas, que es algo que cuesta mucho porque disponemos de abundantes defensas para evitar las mutaciones. Una mutación te puede matar rápidamente. Una forma que tiene el medio ambiente de hablar con nosotros son los cambios químicos que controlan el material genético. A nivel evolutivo, una manera de adaptarnos al medio ambiente es cambiando un poco. Si eres inmóvil desapareces en la línea evolutiva.

Así que debemos ser muy proactivos con nuestra salud.

Hay pocas condenas de salud. En la mayoría existe una elevada capacidad de purificar el riesgo con nuestro comportamiento.

¿La naturaleza es benigna con nosotros?

A veces se dice que es muy agresiva. En todo caso, nos adaptamos a ella. Nosotros y nuestro vecino más cercano, el chimpancé, tenemos una genética idéntica del 99,9%, pero la epigenética es solo del 90%. Ese 10% es el que nos distingue y define como homo sapiens. No sé si nos hace más humanos.

Quizá salgamos perdiendo con el chimpancé.

Puede. El 10% nos confiere más ventaja en nuestra sociedad. Si viviéramos desnudos en el bosque sería una desventaja, pero una ventaja para el chimpancé.

La epigenética puede descubrir la formulación de la vida.

Se ha pedido a investigadores que lo estudien. Seguro que en el origen hubo cambios epigenéticos importantes. Pero también sirve para el futuro. En su adaptación a los viajes espaciales, sabemos que los astronautas han tenido un cambio epigenético. Nos permitirá investigar cómo estar mejor en esas naves que, esperemos, en el futuro irán muy lejos. Los humanos somos flexibles y por eso hemos evolucionado.

Una pregunta inevitable: ¿se necesita más presupuesto?

Siempre será bienvenido. No nos damos cuenta de que si somos la generación que más ha vivido en la historia de la humanidad es debido a la ciencia, no al azar.

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