Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ötzi, el hombre de hielo de los Alpes, no era tan blanco y además se le caía el pelo

Un nuevo análisis del genoma de la momia, descubierta en 1991, corrige el aspecto nórdico que se le había dado hasta ahora.

Un grupo de científicos analiza el contenido estomacal de Ötzi fallecido hace 3.500 años y que tenía una tasa muy alta en grasa.
Un grupo de científicos analiza el contenido estomacal de Ötzi fallecido hace 3.500 años y que tenía una tasa muy alta en grasa.
EFE

Desde que fue descubierto en 1991, Ötzi, el hombre de hielo de las montañas, ha sido una fuente de información inagotable sobre la vida en la Europa del Calcolítico, hará unos 5.200 años. Se ha podido saber qué edad aproximada tenía en el momento en que murió -en torno a los 45 años-, las circunstancias de esa muerte -que fueron violentas, desangrado por un flechazo en la espalda- y hasta la composición de sus dos últimas comidas, en las que consumió sobre todo piezas de caza. Un nuevo estudio que se hizo público este miércoles ha afinado el conocimiento que se tenía hasta ahora de su aspecto físico. De hecho, lo ha corregido. Porque resulta que su piel era mucho más oscura de lo supuesto hasta ahora. Y muy probablemente era calvo.

El cadáver congelado de Ötzi fue descubierto por Helmut y Erika Simon el 19 de septiembre de 1991 en un paso de los Alpes tiroleses, en el lado italiano de la frontera con Austria. Al principio se supuso que se trataba del cuerpo de un montañero perdido. Después, se aventuró que podría tratarse de los restos de un pastor sorprendido por un alud, hace dos o tres siglos. Pero tras los primeros exámenes, se descubrió que era la momia natural de un hombre prehistórico, la más antigua del mundo. El extraordinario buen estado del cadáver, sus ropas, calzado y armas se convirtieron en una ventana abierta a la prehistoria para la ciencia.

Los investigadores han llevado a cabo estudios de todo tipo para saber cómo era el hombre de hielo cuando vivía. Un primer análisis de su genoma, realizado en 2012, identificó rastros genéticos de los pastores de las estepas que se movieron desde el Este hacia el Oeste de Europa hará unos 5.000 años. Estas poblaciones se cruzaron con grupos que eran el resultado de una mezcla anterior, la de los cazadores recolectores con los primeros pastores que habían llegado desde Anatolia hace unos 8.000 años. Según aquel primer estudio, Ötzi contaba entre sus ancestros a personas de estos tres grupos, con mayor peso de los ganaderos de las estepas.

Pero aquella investigación ha resultado ser errónea. ¿La razón? La muestra original se había contaminado con ADN moderno. Probablemente la persona que tenía el rastro de esos antepasados esteparios en sus genes era una de las que había manipulado la momia y no la momia misma.

Ahora, un grupo de investigadores, entre los que se encuentran Johannes Krause, del Instituto Max Planck del Antropología Evolutiva (Alemania) y Albert Zink, de Eurac Research -Instituto de Estudios de las Momias de Bolzano (Italia)-, ha vuelto a secuenciar el genoma de Ötzi con técnicas mucho más precisas que las disponibles hace una década. Además, han podido contrastar sus resultados con los obtenidos de los huesos de otros muchos europeos prehistóricos contemporáneos del hombre de hielo.

Antepasados de Anatolia

El nuevo análisis revela que entre los ancestros de Ötzi hay una preponderancia extraordinaria de los primeros agricultores de Anatolia, superior a la de cualquier otra población conocida en Europa del IV milenio a.C. Pero lo más sorprendente, según comentan los propios investigadores, ha sido ver cómo los nuevos datos cambian la imagen que ya se había establecido de este hombre: «Antes se pensaba que la piel de la momia se había oscurecido mientras se conservaba en el hielo». Que en realidad fue muy blanco. «Pero presumiblemente lo que vemos ahora en la momia es en realidad muy parecido a su color de piel original», al que tenía en vida.

«El análisis del genoma reveló rasgos fenotípicos como una elevada pigmentación de la piel, ojos oscuros y calvicie de patrón masculino». Y esto «contrasta fuertemente con las reconstrucciones anteriores, que mostraban a un varón de piel clara, ojos claros y bastante peludo», explica Krause. Sobre el aspecto más nórdico que se le había dado en las recreaciones, las que se pueden ver en numerosos libros y artículos, Krause considera «sorprendente cómo están sesgadas por nuestra propia idea preconcebida de cómo tenía que ser alguien de la Edad de Piedra procedente de Europa».

Ötzi debió de formar parte de un grupo alpino aislado. Su gente, de origen anatolio, no intercambió muchos genes con los pueblos del Norte y el Oeste de los Alpes. «Nos sorprendió mucho no encontrar rastros de pastores esteparios de Europa del Este. Genéticamente, sus antepasados parecen haber llegado directamente de Anatolia sin mezclarse con grupos de cazadores-recolectores», comenta Krause.

Sus genes muestran además una predisposición a la calvicie. «Se trata de un resultado relativamente claro y también podría explicar por qué casi no se encontró pelo en la momia», señala Zink. Por último, en el genoma de Ötzi también se encontraron genes que señalan un mayor riesgo de padecer obesidad y diabetes de tipo 2. Pero es probable que no se viera afectado por estos problemas de salud por su dieta y estilo de vida.

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