Tercer Milenio

En colaboración con ITA

José Ramón Alonso: "Cajal está entre los grandes de la ciencia mundial"

El neurocientífico, catedrático de Biología Celular, ha recopilado en un libro más de 1.500 citas del mejor científico de la historia de España.

José Ramón Alonso, ante un retrato de Santiago Ramón y Cajal.
José Ramón Alonso, ante un retrato de Santiago Ramón y Cajal.
Colpisa

¿Qué demonios pasaba por la cabeza del mejor científico español de todos los tiempos? ¿Qué pensaba esa mente prodigiosa sobre temas tan dispares como la religión, el humor, la muerte o incluso sobre Cataluña? 'Citas con Cajal' (Menoscuarto Ediciones) aporta una visión singular de la figura de un genio llamado Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, 1852-Madrid, 1934), que ganó el Nobel de Medicina en 1906 por descubrir las neuronas del cerebro («las mariposas del alma», las llamaba), por lo que se le considera el padre de la neurociencia. Otro neurocientífico y divulgador, el catedrático de Biología Celular en la Universidad de Salamanca, José Ramón Alonso (Valladolid, 61 años), se ha encargado de escudriñar entre los más de 240 artículos y media docena de libros firmados por Cajal para seleccionar las frases más memorables de don Santiago, 1.500 sentencias que definen a este sabio de la ciencia, que también cultivó con maestría la literatura y el dibujo.

-A Cajal le comparan con Newton, Galileo, Da Vinci, pero en su país aún no tiene un museo en condiciones...

-Quizá es que somos así. Los restos de Cervantes no se saben muy bien dónde están, nuestro mejor soldado es probablemente Blas de Lezo y su cuerpo fue enterrado en una fosa común, la calavera de Goya fue robada y está desaparecida. No cuidamos a los que han hecho grande este país. Por otro lado, me preocupa qué tipo de museo se pueda hacer. Tendría que ser un museo moderno, que uniera ciencia y arte, como hizo Cajal, que atrajera a los jóvenes para formar nuevas generaciones de investigadores. Si va a ser un almacén cogiendo polvo, casi prefiero que sigamos así, demostrando nuestra desidia por la ciencia.

-Si Cajal hubiera nacido en Estados Unidos, ¿dónde estaría?

-Donde ya está, entre los grandes de la ciencia de la historia mundial. Pero los americanos han tenido claro que su poderío político, militar y económico se basaba en la ciencia y la tecnología. Por eso siguen siendo el país líder en el mundo.

-¿Por qué Cajal es tan poco conocido entre nuestros jóvenes?

-Porque la ciencia no es un tema importante para nuestra sociedad. No hay más que ver las páginas que se dedican a ciencia en los principales periódicos y compararlos con las que se dedican a los deportes. Pregunte a los jóvenes por el nombre de tres científicos y tres futbolistas. ¿Tiene alguna duda de lo que va a pasar? En las parrillas de televisión, ¿cuántas horas hay a la semana de programas del corazón y cuántas de divulgación científica? Cosechamos lo que sembramos.

-¿Hemos olvidado a Cajal?

-Es quizá el español con más calles dedicadas en pueblos y ciudades, pero es menos conocido de lo que debería. Fue científico y profesor, pero también fotógrafo, dibujante, inventor, médico militar, padre de familia numerosa, académico, conferenciante, divulgador científico, regeneracionista y muchas cosas más. Recordarle nos hace mejores y pagamos un poco la gran deuda que tenemos con él.

-Usted, como él, es neurocientífico y divulgador. Si se mira en su espejo, ¿qué ve reflejado?

-Yo a Cajal no le puedo ni anudar los zapatos. Él se echó a la espalda elevar el nivel científico de este país, consiguió que miles de jóvenes mejorasen su formación, hizo una obra sólida y espléndida. Es también una persona humilde, generosa, trabajadora, con humor, es valiente en sus opiniones y es un patriota. Ama a España y su forma de servirla es hacer que «a la carroza de la cultura española no le falte nunca más la rueda de la ciencia».

-En tres semanas tendremos elecciones generales... ¿qué pediría Cajal a Sánchez y Feijóo?

-Que impulsaran el desarrollo de la ciencia en España, que aprovecharan la ciencia para que nuestra economía fuese más competitiva, que formásemos a los jóvenes más brillantes para dar un salto en investigación.

-Cajal se declaraba el «más humilde de los profesores de España» ¡y era un Premio Nobel!

-Dicen que salvo enfermedad o algún viaje como a Estocolmo a recoger el Nobel jamás faltó a clase. Era cumplidor, generoso con los alumnos, a los que perdonaba todo probablemente en recuerdo del mal estudiante que él había sido. Cuando oigo hablar de un muchacho del que me dicen que es un caso perdido, siempre pienso, sí, como Cajal.

-Su libro contiene 1.500 citas, ¿cuál le ha marcado?

-Hay una que le retrata y me parece divertida: «Si el cielo es un lugar donde no se trabaja, la beatitud eterna parece poco deseable». Es decir, él no tiene mucho interés en ir allí porque se declara un trabajador incansable.

-Una de sus citas es «Los golpes de la adversidad son a veces útiles». No era de los de tirar la toalla.

-No, era constante, tenaz, comprometido. Agarró un tema complicadísimo en la época, la estructura y el funcionamiento cerebral y lo fue dando, metafóricamente, con el hacha hasta tumbarlo. Los neurocientíficos del siglo XXI basamos todo nuestro trabajo en los cimientos que construyó don Santiago ladrillo a ladrillo.

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