La turística postal de Venecia es desde el pasado domingo muy distinta de la habitual y podría parecerse más al escenario de una película de ciencia-ficción. Las aguas del Gran Canal y los otros canales aledaños están teñidas de color verde fluorescente, lo que representa un nuevo foco de atracción para los cientos de viajeros que estos días fotografían y graban la inédita imagen.

Las causas de este cambio de color son por ahora desconocidas -hay una investigación policial abierta-, aunque en la ciudad se especula con que detrás del extraño fenómeno se encuentren, en realidad, activistas medioambientales.

La alarma saltó en la mañana del domingo cuando una gran mancha verde fluorescente apareció cerca del monumental puente de Rialto, tal vez el más simbolico de la ciudad. Del Gran Canal se extendió en minutos a otros canales. Los propios vecinos dieron aviso del suceso, cuyo origen analiza la Agencia Regional para la Prevención y Protección Ambiental del Véneto (Arpav, por sus siglas en italiano).

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Los primeros muestreos concluyen que la sustancia que ha teñido las aguas es un colorante en polvo conocido como fluoresceína. Se trata de un producto que no es tóxico y, de hecho, se suele utilizar en las alcantarillas o para localizar fugas. Con todo los especialistas continuaran analizando las aguas venecianas en busca de más información sobre lo ocurrido.

El trabajo de los gondoleros, uno de los símbolos de Venecia, no se ha visto afectado por el teñido de las aguas y, a pesar de que las primeras pruebas apuntan a que no sería peligroso, las autoridades locales no están dispuestas a pasar este suceso por alto. El presidente de la región del Véneto, Luca Zaia, comunicó que se había convocado "una reunión urgente con la Policía para investigar el origen" del color verde, mientras que los bomberos también se han volcado en las indagaciones.

Sospechas ecologistas

La principal hipótesis es que los ecologistas hayan coloreado las aguas del Gran Canal como forma de protesta, aunque el grupo de desobediencia civil más importante del país, Ultima Generazione, negó su participación. El diario italiano 'Il Corriere della Sera' recogía el testimonio de un gondolero que asegura que unos turistas noruegos habrían arrojado unas tabletas desde dos pequeños botes pero, por ahora, ninguna otra pista apunta a que pudieran tener relación con lo ocurrido.

La instantánea verde fluorescente de las aguas de Venecia ha llamado la atención de los numerosos turistas que pasan por la ciudad -su masiva presencia podría ser el motivo de la supuesta denuncia ecologisa-, pero no es la primera vez que el Gran Canal muta a este color. Hace más de medio siglo, en 1968, el artista argentino Nicolás García Uriburu causó un gran revuelo al teñirlo durante la 34ª Bienal de Venecia. Su intención, ya entonces, era crear conciencia sobre la ecología.