Tercer Milenio

Mapas que salvan vidas: cartógrafos voluntarios rellenan los vacíos de información espacial

Etiquetan viviendas y carreteras en zonas que no existen en la cartografía digital para poner en el mapa a las comunidades más vulnerables del mundo.

Para decidir dónde ubicar un punto de distribución de productos de higiene, como este en Mozambique, hacen falta mapas que indiquen dónde vive la población.
Para decidir dónde ubicar un punto de distribución de productos de higiene, como este en Mozambique, hacen falta mapas que indiquen dónde vive la población.
MSF / Pablo Garrigos

Hay lugares que no salen en los mapas. A este lado del mundo, estamos muy acostumbrados a elegir incluso entre diferentes vistas de una zona: mapas ilustrados con los nombres de las carreteras y las calles, vistas satelitales, capas de información con el relieve, el tráfico, el transporte público..., hasta podemos lanzar el muñequito amarillo de Google Street View para sumergirnos en imágenes tomadas a pie de calle. Desde el navegador GPS del coche, hay mapas que, literalmente, hablan y, en tiempo real, nos orientan. Pero hay otros lugares del planeta que están ‘desaparecidos’ de los mapas digitalizados, abiertos y accesibles. Fundamentalmente en las zonas más olvidadas y aisladas que, habitualmente, son también el hogar de las comunidades más vulnerables. Para que la ayuda humanitaria llegue a su destino, los mapas se convierten en herramientas vitales. Mapas que reflejen dónde se localiza la población a la que se quiere prestar asistencia y qué caminos o carreteras conducen hasta ella.

Su primera misión con Médicos Sin Fronteras llevó a Muskilda Zancada hasta Nigeria, donde, en su primera salida, se encontró "cuatro baobabs y dos casitas". Debían montar un punto de vacunación para niños y otro para niñas y "haber contado con un mapa antes de ir al lugar hubiera ayudado a planificar". Hoy es la delegada de esta oenegé en Aragón, como parte de la Oficina Centro, y estuvo en Zaragoza hace unos días con motivo de la celebración de un Mapatón Humanitario organizado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en colaboración con el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, Mapeado Colaborativo Geoinquietos Zaragoza y el proyecto Missing Maps. Decenas de voluntarios dedicaron una tarde entera, trabajando con imágenes de satélite de muy alta resolución, a generar cartografía de una zona de Malawi.

"Los mapas son una herramienta vital. Nuestros equipos los usan para llegar a las víctimas de crisis humanitarias o desastres naturales y evaluar sus necesidades o rastrear una enfermedad"
Muskilda Zancada, delegada de Médicos Sin Fronteras en Aragón

Aún existen zonas del planeta que no están cartografiadas digitalmente. Pero para las organizaciones humanitarias "los mapas son una herramienta vital –reconoce la delegada de Médicos Sin Fronteras en Aragón–. Nuestros equipos los usan para llegar a las víctimas de crisis humanitarias o desastres naturales, para evaluar sus necesidades, o para rastrear la propagación de una enfermedad como el cólera, por ejemplo. Por esa razón es tan importante realizar mapatones; gracias a ellos, podemos contribuir a completar los mapas, documentar a estas poblaciones olvidadas y ayudar a quien más lo necesita".

Por eso convocaron, hace unas semanas, el pasado 12 de abril, un Mapatón Humanitario en el marco de la Semana de la Geografía 2023, organizada por el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza. Iniciativas como esta forman parte del proyecto Missing Maps, que pretende mapear de forma colectiva las partes del mundo más vulnerables a las crisis humanitarias.

La palabra ‘mapatón’ viene de ‘hackatón’, esas jornadas maratonianas en las que los amantes de la programación dan respuesta a retos tecnológicos. En este caso, y con un fin solidario, quienes participan en un mapatón se unen para cartografiar una zona del planeta. 

"A partir de sucesivas y potentes ampliaciones de imágenes vía satélite, siguiendo instrucciones precisas y con el apoyo de guías, etiquetan –como viviendas, caminos, etc.– los elementos que reconocen en un área seleccionada", explica Juan de la Riva, profesor de Análisis Geográfico Regional con larga experiencia en la organización de mapatones. El encuentro no solo pretende enriquecer la cartografía disponible de estas zonas olvidadas, sino concienciar y acercar la realidad de los países que, a través de la pantalla del ordenador y desde lo alto, pasan ante los ojos de las personas participantes.

"Los mapatones son motivadores porque ves que cartografiar es útil y conoces la realidad de zonas olvidadas"
Juan de la Riva, profesor del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de Unizar

Ayudar a miles de kilómetros

Pese a "lo que cuesta ahora sacar a la gente de casa para acudir presencialmente a algo", apunta De la Riva, medio centenar de personas responden a la llamada y se presentan en la Facultad de Filosofía y Letras para dedicar una tarde entera a ‘mapear’. Hasta el último momento no sabrán qué zona del mundo les va a tocar rastrear de forma remota. Se hace siempre así por si una emergencia reorienta la actividad hacia alguna latitud concreta. 

De la Riva vivió hace unos años un mapatón que coincidió con un terremoto en Nepal: "La ONU solicitó que se reorientaran los satélites hacia esa zona concreta y voluntarios de todo el mundo comparamos imágenes recientes y anteriores al seísmo para determinar los daños, el estado de las carreteras y los puentes, algo esencial para organizar la asistencia en un momento en que habían quedado suspendidas las comunicaciones". Para todos los estudiantes de máster participantes en aquel mapatón de 2015 "fue motivador cartografiar y que fuera útil al día siguiente, porque sabías que a los habitantes de la zona que habías editado les podría llegar un camión de alimentos".

Cincuenta personas participaron en la Facultad de Filosofía y Letras en el Mapatón Humanitario
Cincuenta personas participaron en la Facultad de Filosofía y Letras en el Mapatón Humanitario
Francisco Jiménez

En este caso, en el mapatón de abril de 2023, las miradas se centran en el distrito de Mangochi, en Malawi, "un país que engaña porque tiene casi la quinta parte de la superficie de España y una población de 17 millones y medio de habitantes", indica De la Riva. 

Antes de pasar a conocer las herramientas de la aplicación que les permitirá editar los mapas, escuchando las presentaciones de Muskilda Zancada y María Simón, los participantes se acercan a este rincón del sureste de África, donde Médicos Sin Fronteras mantiene sobre el terreno proyectos regulares y también da respuesta a emergencias. Así, durante años han desarrollado programas para mejorar la atención a personas con sida, en el distrito de Chiradzulu, al sur del país, y a mujeres con cáncer de cuello uterino, en colaboración con el Ministerio de Salud, en el distrito de Blantyre, el principal polo económico de Malawi. Pero las crisis sanitarias y las catástrofes naturales se encadenan. Desde marzo de 2022 hacen frente a una epidemia de cólera y, en marzo de este año, el paso del ciclón Freddy causó el desplazamiento de más de 88.000 personas y centenares de muertos, heridos y desaparecidos.

Dando a conocer la vacuna del cólera en el distrito de Blantyre, en Malawi.
Dando a conocer la vacuna del cólera en el distrito de Blantyre, en Malawi.
Yahya Kalilah / MSF

En Malawi, "se tratan 600 nuevos casos de cólera al día", detalla María Simón, coordinadora de proyectos de Médicos Sin Fronteras desde Zaragoza. Si se trata rápido, esta infección gastrointestinal causada por bacterias tras ingerir agua (o alimentos) contaminados no tiene una mortalidad muy alta, pero en este país africano "además de muchos casos, 33.000 desde el inicio de la epidemia, la mortalidad es más elevada de lo habitual".

Dónde está la gente

La estrategia de MSF para combatir el cólera en Malawi consiste en reforzar la vigilancia epidemiológica, proporcionar tratamiento, poner en marcha iniciativas comunitarias de información, formación, higiene, agua y saneamiento y ayudar con la vacunación. Ya sea para distribuir kits de higiene o para decidir dónde montar un punto de vacunación, "necesitamos saber dónde está la gente", destaca Zancada. Por eso son tan necesarios los mapatones, que producen, de forma colaborativa, mapas a medida para la gestión de actividades humanitarias. 

El equipo de MSF ha puesto en marcha un centro de tratamiento del cólera con 70 camas en el distrito de Mangochi, la zona cartografiada en el mapatón zaragozano. También llevan a cabo actividades comunitarias centradas en el acceso al agua potable y la higiene, ya que la mayoría de los habitantes de la zona no tienen otra alternativa que beber agua del lago, aunque no sea potable.

"En zonas sin mapas digitalizados lo hacemos igual, pero más lento. Tenemos que sentarnos con el líder del centro de salud, coger un papel y empezar a dibujarlo"
​María Simón, coordinadora de proyectos de Médicos Sin Fronteras desde Zaragoza

"¿Para qué necesitamos mapas?", se pregunta Simón. "El cólera se propaga por el agua y, para realizar la vigilancia epidemiológica, hace falta saber qué población tienes, de dónde vienen los casos, cómo se contagian, dónde hay pozos, qué agua está contaminada o no... y poner toda esa información sobre un mapa", explica. Aclara que "en zonas sin mapas digitalizados lo hacemos igual, pero más lento. Tenemos que sentarnos con el líder del centro de salud, coger un papel y empezar a dibujarlo".

En muchas ocasiones, Muskilda Zancada ha vivido en primera persona la falta de mapas, que no queda otra que construir "sobre la marcha". "Nuestros equipos nos guían con mapas trazados a mano alzada para indicar los caminos entre las aldeas y el centro de salud", señala. Recuerda una misión exploratoria en República Democrática del Congo para comprobar el alcance de una alerta por aumento de casos de sarampión. "Fuimos unas siete motos y, gracias al conocimiento de los conductores locales y a mapitas artesanos, conseguimos llegar tras cruzar ríos, ir por caminitos muy estrechos, encontrar puentes destruidos que obligaban a buscar rutas alternativas...". Con cartografía digital a mano, es mucho más fácil planificar y responder a imprevistos.

La tarea que ha sido asignada al Mapatón Humanitario de Zaragoza consiste en identificar y etiquetar edificaciones y asentamientos, es decir, agrupaciones de viviendas, zonas residenciales, en el distrito de Mangochi. Una información muy útil para calcular el volumen de población haciendo una estimación de cuántas personas habitan cada casa. No se necesitan conocimientos previos para ponerse manos a la obra porque la herramienta es fácil de usar. Durante tres horas, cada participante, con la ayuda de la plataforma Open Street Map, un mapamundi creado por una comunidad de cartógrafos que integra datos de miles de sitios web, aplicaciones para móviles y dispositivos de ‘hardware’, trabajará trazando e identificando nuevas zonas, rellenando vacíos en el mapa. Esta herramienta alberga información sobre carreteras, rutas, senderos y vías ferroviarias, entre otros muchos elementos, bajo una licencia abierta.

Antes de empezar, Miguel Sevilla, profesor de Unizar y miembro del colectivo Geoinquietos Zaragoza, explica paso a paso cómo contribuir. En pantalla, una imagen de satélite a muy alta resolución desde la que nos asomaremos al territorio. El trabajo se distribuye por cuadrículas; a cada usuario se le asigna un polígono de trabajo donde deberá completar su tarea. Básicamente, se trata de identificar un elemento, delimitarlo: "Marcas un vértice, otro, otro y en el último haces doble clic y se cierra" y, finalmente, "decir qué es, etiquetarlo". En jornadas posteriores, un equipo de personas expertas validará los resultados editados por los voluntarios durante el mapatón. La fase de validación es muy importante, ya que la Cruz Roja y las oenegés necesitan información precisa, completa y fiable.

Con la plataforma Open Street Map, los voluntarios identifican edificios y asentamientos.
Con la plataforma Open Street Map, los voluntarios identifican edificios y asentamientos.
Francisco Jiménez

Hay que estar atentos y aplicar el sentido común. "Los de geografía tenemos el ojo hecho, estamos superacostumbrados", dicen las personas de apoyo. Así que pueden dar indicaciones muy prácticas para que nadie se pierda y evitar confusiones: "Alejarse va bien para ver si es un asentamiento, un poblado, o si se trata de casas aisladas". La escala también ayuda: "Al ampliar un objeto, podemos confundirnos, pero tenemos la medidas y, si el objeto mide un metro de ancho, aunque dudemos, está claro que no es un casa. Es demasiado pequeño".

"Me apunté porque era una manera de hacer algo solidario y de aprender a mapear, que nunca lo había hecho"
Marta Ariza, maestra de educación primaria y voluntaria en el Mapatón Humanitario

Marta Ariza es maestra de primaria y ha conocido el mapatón vía Instagram. "Tengo curiosidad, pero realmente no tengo nada que ver con la geografía –confiesa–, aunque siempre me han atraído los mapas, la proyección del espacio en el papel, la aplicación de las matemáticas... Me apunté porque era una manera de hacer algo solidario y de aprender a mapear, que nunca lo había hecho". Con las manos en la masa, le ha resultado "una tarea fácil, es bastante mecánico y, en un momento, ya tengo un montón de casicas etiquetadas, nos lo han explicado muy bien y es fácil"

A vista de satélite, edificaciones ya etiquetadas y agrupadas por asentamientos en una pequeña zona de algo menos de 10 km de ancho. A la derecha, cartografía digitalizada: edificaciones y perímetro de los asentamientos.
A vista de satélite, edificaciones ya etiquetadas y agrupadas por asentamientos en una pequeña zona de algo menos de 10 km de ancho. A la derecha, cartografía digitalizada: edificaciones y perímetro de los asentamientos.
Unizar

En la otra punta del aula, Sabina Miguel cartografía ‘online’ con soltura. En su caso, no es la primera vez que utiliza Open Street Map. Estudia 4º de Geografía y Ordenación del Territorio y "conocí esta herramienta para cartografiar ‘online’ el año pasado, cuando estuve de Erasmus en Francia". Le parece "muy chula la idea de ayudar a la gente desde nuestra carrera: sabemos cartografiar y podemos poner nuestro granito de arena. La gente ajena a la geografía piensa que estamos mirando ríos y montañas, pero va más allá, podemos hacer cosas útiles y esto es un ejemplo". Casi todos los participantes en este mapatón son compañeros de grado. Al final de la jornada, juntos, desde Zaragoza, a miles de kilómetros de Malawi, unos 50 mapeadores consiguen dibujar 8.056 edificios y 7,2 km2 de zonas residenciales del distrito de Mangochi donde vive gente de carne y hueso que ya está en el mapa.

La wikipedia de los mapas

"Cada año, las catástrofes matan en el mundo a casi 100.000 personas y afectan o desplazan a 200 millones. Muchos de los lugares donde se producen estas catástrofes están literalmente ‘desaparecidos’ de los mapas abiertos y accesibles, y los primeros intervinientes carecen de la información necesaria para tomar decisiones valiosas en materia de ayuda. Missing Maps es un proyecto abierto y colaborativo en el que puedes ayudar a cartografiar las zonas en las que las organizaciones humanitarias tratan de satisfacer las necesidades de las personas que viven en riesgo de catástrofes y crisis". Así se presenta en su página web la iniciativa Missing Maps, que promueve el voluntariado digital.

Esta iniciativa colaborativa fue puesta en marcha en 2014 por Médicos Sin Fronteras junto con la Cruz Roja británica, la Cruz Roja estadounidense y el equipo humanitario de Open Street Map. Desde entonces, más de 165.000 personas voluntarias han participado en mapatones en todo el mundo. Estas iniciativas han permitido cartografiar más de 70 millones de edificios y más de un millón cuatrocientos mil kilómetros de carreteras. A través de la ciencia ciudadana, se va creando una especie de wikipedia de los mapas.

Interesa la cantidad y también la calidad. Raphael Brechard, asesor de eHealth de Médicos Sin Fronteras, destaca que esa calidad "vendrá de los mapeadores locales porque son ellos quienes conocen los lugares específicos y son los que pueden mantener actualizado el mapa". Es valiosa la labor de los voluntarios de Missing Maps que mapean desde lejos edificios y carreteras de comunidades donde no viven, pero las áreas de mayor calidad de Open Street Map son aquellas que están impregnadas de información local, por lo que Missing Maps alienta a voluntarios locales de todos los países a salir con su móvil a mapear su ‘patio trasero’, "la mejor manera de recopilar información local precisa y actualizada" de paradas de autobús, alumbrado público, puntos de abastecimiento de agua, tiendas de esquina locales, nombres de calles o contenedores de reciclaje.

En el blog de Missing Maps podemos conocer la historia de Janet Chapman, que mapea en Tanzania para ayudar a las niñas que se encuentran en entornos vulnerables por violencia de género y mutilación genital femenina. Leigh Lunas, de Filipinas, afirma: "La información espacial es poderosa. Puede mejorar la vida de las personas y, colectivamente, ¡se puede utilizar para la ciencia o incluso para el arte!".

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