Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Sanidad vegetal

Plantas frutales certificadas: sanas y auténticas

El sistema de certificación asegura la introducción en el mercado de material frutal identificado y con controles sanitarios adecuados.

Mantenimiento de planta inicial en recintos protegidos.
Mantenimiento de planta inicial en recintos protegidos.
CITA

La certificación de árboles frutales se sustenta en dos pilares: la garantía del estado sanitario de la planta y la autenticidad de las variedades controladas. El CITA participa en la producción de material vegetal frutal con garantía sanitaria y varietal.

Garantías

Cuando alguien compra una planta frutal certificada, tiene garantizado que está sana y que es la variedad que dice ser. De este modo, se asegura que solo se introduce en el mercado material frutal debidamente identificado y habiendo pasado por controles sanitarios adecuados.

Las exigencias del actual sistema de certificación y las protecciones de cuarentena en frutales son cada vez más elevadas, por lo que las técnicas utilizadas en campo y laboratorio necesitan cada vez mayor cualificación. En el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) se llevan a cabo las actividades necesarias para la obtención y suministro de planta frutal certificada.

La categoría más alta de material vegetal de reproducción se denomina Material Inicial. En muchas variedades, procede directamente del obtentor, es decir, quien ha obtenido la variedad vegetal mejorada, se identifica con una etiqueta blanca con banda morada y es el material a partir del cual se producen todas las plantas certificadas, clones de la variedad que se trate. Están certificados tanto la autenticidad varietal como el buen estado sanitario.

Y comienza la cadena. A partir de ese Material Inicial, de forma directa, se obtiene el llamado Material de Base (etiqueta blanca). A su vez, el material obtenido vegetativamente de forma directa a partir del Material Base será Material Certificado (etiqueta azul).

El CITA produce y mantiene el Material Inicial de frutales de hueso y pepita para cumplir con la normativa actual.

Siguiendo las las normas dictadas por la Organización Europea para la Protección de Plantas, se realizan comprobaciones periódicas de su estado sanitario y también se realiza la identificación morfológica y molecular de dicho material para garantizar la autenticidad varietal. De este modo, dicho material puede mantener en todo momento su categoría de Material Inicial, de acuerdo con el Reglamento Técnico de Control y Certificación de Plantas de Vivero de Frutales, para su entrega con garantía a productores mantenedores (obtentores y seleccionadores).

Todas estas actuaciones, están verificadas por el Servicio de Sanidad y Certificación Vegetal, adscrito a la Dirección General de Calidad y Seguridad Alimentaria, que es la unidad técnica del Gobierno de Aragón que se encarga de la gestión del control de los procesos de producción y certificación del material vegetal para reproducción en Aragón.

Un beneficio claro

El sistema de certificación de plantas de vivero de frutales aporta un beneficio claro e insustituible a la fruticultura, sin embargo, la comercialización de planta con etiqueta certificada todavía es pequeña y no supone un porcentaje sustancial del total de planta comercializada.

Actualmente, el porcentaje de planta certificada comercializada es aproximadamente del 20% respecto a la planta CAC o estándar, que tan solo posee identidad varietal y control visual de su estado sanitario (etiqueta amarilla). Esta situación preocupa tanto por la falta de aprovechamiento de la estructura de certificación disponible como por la menor calidad o menor control de la planta no certificada que acaba adquiriendo el fruticultor. A pesar de ello, cada vez existe más interés tanto desde el sector como desde los organismos oficiales para que el porcentaje de planta certificada frutal aumente en el total de planta comercializada.

La existencia de una estructura operativa, eficaz y segura para la producción de planta inicial, con garantías sanitarias y de autenticidad varietal puede dar respuesta a un sector frutícola cada vez más sujeto al control sanitario y de trazabilidad de la planta de vivero, sobre todo en el caso de exportación de planta, y contribuir así a potenciar este importante sector.

Detección de virus y fitoplasmas: de los injertos a las técnicas de ADN recombinante

Para garantizar un buen estado sanitario, el material en el que se basa el sistema de control y certificación de frutales debe estar limpio de agentes patógenos y lo más a salvo posible de posibles infecciones. Ello implica el diagnóstico de las enfermedades, que en el caso de virus y fitoplasmas, de desarrollo íntimamente ligado al del árbol, no hay posibilidades de desarrollar una lucha química que los neutralice.

La multiplicación vegetativa de la mayoría de las especies frutales hace que estos patógenos se transmitan fácilmente en los procesos de clonación, lo que obliga a que el material en el que se basa el sistema de control y certificación de frutales, el ‘núcleo’ del sistema español de certificación frutal, deba estar sometida a controles periódico para detectar precozmente la presencia de alguno de estos agentes.

Detección de virosis mediante la técnica de Elisa.
Detección de virosis mediante la técnica de Elisa.
CITA

Tradicionalmente, el diagnóstico de virus se ha realizado mediante el indexaje sobre plantas indicadoras, mediante injertos en vivero. Aunque el uso de plantas indicadoras sigue siendo útil e imprescindible para el diagnóstico de algunas enfermedades atribuibles a virus o fitoplasmas, presenta algunos inconvenientes, como son la lentitud de respuestas (hay que esperar como mínimo un año) y el coste del mismo, debido a la necesidad de mucha superficie de campo o de invernadero, por lo que la utilización de métodos inmunológicos (Elisa) supone un gran avance de tiempo, precisión y economía del diagnóstico. Un extracto de la planta se somete a un test de anticuerpos del virus.

No obstante, para la detección de algunos agentes patógenos, como los fitoplasmas y algunas virosis, los tests Elisa no son aplicables. Ello ha llevado a la utilización de técnicas basadas en la Reacción de Cadena de la Polimerasa (PCR), que permite amplificar fragmentos de ADN y detectar la presencia de un virus o fitoplasma. Durante los últimos años, la aplicación de técnicas de ADN recombinante ha permitido el uso de métodos de diagnóstico moleculares, como la hibridación molecular y la aplicación de la técnica de inmunocaptura en tiempo real IC-RT-PCR.

Identificación varietal

La certificación de frutales debe garantizar la autenticidad y partir de un material perfectamente identificado. Esto que aparentemente es sencillo se complica por factores muy diversos que van desde errores en vivero, litigios entre obtentores por la titularidad del material vegetal, uso indebido de variedades protegidas, etc. Es pues muy importante disponer de una estructura que ayude a identificar las variedades con seguridad y detectar posibles errores o fraudes, así como mantener en condiciones adecuadas las fuentes del material identificado.

La identificación varietal frutal se basa en la caracterización fenotípica –que incluye la observación, durante varios años para ser definitiva, sobre todos los órganos del árbol (yemas, hojas, flores, frutos, etc.)– y la caracterización molecular.

La caracterización molecular permite identificar las variedades en cualquier momento del ciclo biológico del árbol frutal. La disponibilidad de diferentes herramientas moleculares ha permitido que la identificación de genotipos se pueda realizar utilizando varias metodologías. En los últimos años, la más utilizada en variedades vegetales y concretamente en frutales han sido los marcadores moleculares tipo microsatélites (SSR) que presentan la ventaja de permitir que la identificación genética sea eficiente y relativamente poco costosa.

La existencia en el CITA de colecciones de frutales, algunas de ellas de referencia en el sistema nacional de certificación y control, así como los numerosos trabajos de mejora genética o selección que se desarrollan, facilita la identificación fenotípica y pomológica de cualquier especie de material frutal. Las actuales colecciones de referencia de frutales existentes en el CITA tienen un enorme valor, por su permanencia a lo largo del tiempo y el número de variedades o clones que comprenden.

Bibiana Macarulla, Mª Carmen Villalba y Pilar Errea Departamento de Ciencia Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón

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