Rocío Crusset: "Me han enseñado a disfrutar de la vida y del momento"

La hija de Carlos Herrera y Mariló Montero no cierra la puerta al periodismo y reconoce que se sentiría "más cómoda en televisión".

Rocío Crusset.
Rocío Crusset.
Félix Valiente

Después de unas intensas vacaciones, Rocío Crusset (Sevilla, 1994), ha regresado a su casa de Nueva York para volver a los quehaceres propios de su trabajo como modelo y diseñadora de su propia marca de joyería, Crusset. «Después de dos años muy intensos me hacía falta un poco de tiempo para mí. Pero, al mes de descanso, me agobié. Necesitaba centrarme y empezar a trabajar», asegura la hija de Carlos Herrera y Mariló Montero, que acaba de lanzar una nueva colección de joyas «‘made in Spain’ y con raíces andaluzas».

-Las vacaciones, ¿qué tal?

-Pues han estado totalmente condicionadas por las bodas de varias amigas. Estuve en Sevilla, en Portofino (Mallorca), después por el sur de Francia, por Cannes, Mónaco y Saint Tropez. Luego tuvimos otra boda en Florencia. Y terminamos en Saint Moritz (Suiza). Bueno, y dos días en Sanlúcar de Barrameda, claro.

-¿Se plantea volver a España?

-Estos dos últimos años no he podido estar todo lo que hubiera querido en España por culpa de la covid. Ahora sí que viviré un poco más a caballo entre Nueva York y Madrid. Serán mis dos bases para seguir viajando.

-Con dos referentes del periodismo en casa como Carlos Herrera y Mariló Montero, ¿no le picó nunca el gusanillo de seguir sus pasos?

-El periodismo es una carrera muy interesante. Es complicada, muy competitiva. Se me da bien escribir, lo disfruto. Me sentiría mas cómoda en televisión. En la radio también me siento cómoda. Pero, cuando me entrevista mi padre, me siento incómoda (risas). Le cuento cosas que ya sabe, es muy complicado. Mis padres siempre me han apoyado mucho en todas mis decisiones. Y se sienten muy orgullosos porque, según ellos, podría haber tirado por lo fácil, aprendiendo de dos grandes profesionales. No hubiera sido nada fácil, estoy segura. Pero es algo que no descarto en un futuro.

-¿Con qué tradiciones no quiere dejar de cumplir?

-El cumpleaños de mi padre y el cumpleaños de mi madre son dos fechas que no suelo perderme nunca. Y, si me las pierdo, me hacen sentir muy culpable. En esta familia nos hacemos sentir culpables si no notamos la presencia de los otros en los cumpleaños. Celebramos las cosas por todo lo alto. Somos muy positivos, nos encanta vivir la vida, y los cumpleaños son importantes.

-¿Qué lección aprendió en casa?

-El trabajo constante. Desde que tenía uso de razón, he visto a mis padres levantarse a las tres y las cuatro de la mañana para irse a trabajar. Ahora lo veo en mi hermano. Y yo misma tengo días en los que prácticamente no duermo. El trabajo es muy importante. Y no ser perezoso. Cuando alguien hace lo mismo durante un periodo largo de tiempo, o las cosas no salen como uno espera, se desmotiva. Pero a mí me han enseñado a sobrevivir a estos periodos. Siempre hay que seguir adelante. Por supuesto, también me han enseñado a disfrutar de la vida y del momento.

-¿Qué valora?

-El privilegio que tenemos ante la vida respecto a otras situaciones mucho menos favorables. Damos poca importancia a los problemas. Hay que estar muy agradecido y disfrutar mucho de lo que tenemos, porque la vida te puede cambiar por completo en un minuto.

-¿Dónde está su verano ideal?

-En Sanlúcar de Barrameda. Nos íbamos de viaje y yo siempre preguntaba: «¿Pero por qué no nos quedamos en Sanlúcar? Si allí tenemos esas vistas, esa tranquilidad...». Allí me he criado y allí tengo todos mis recuerdos. Sanlúcar es un lugar al que siempre vuelvo y donde podría vivir.

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