Viajar con un pavo: manual para lidiar con un adolescente en vacaciones

Las fricciones paterno-filiales que habitualmente surgen en la adolescencia tienden a recrudecerse en verano, cuando encontrar un plan que satisfaga a toda la familia puede ser un quebradero de cabeza. Estos son algunos consejos para sobrellevar el 'trance'.

Una escena de la serie 'White Lotus' de HBO.
Una escena de la serie 'White Lotus' de HBO.
HBO

Muchos de los que tienen adolescentes en casa (o preadolescentes, que cada vez esto empieza antes) recordarán ese momento en que su hasta la fecha devoto hijo le dice: "Déjame en la esquina, que ya sigo yo solo hasta la puerta del colegio". Bum. Empieza ese periodo -que si no es largo se te puede llegar a hacer- en el que los progenitores dejan de ser un referente para los vástagos. El grupo de amigos pasa a ocupar la cumbre de su pirámide de afectos e intereses y los padres se convierten en un incómodo ente con el que lidiar. Y, directamente, evitar.

El tira y afloja entre las ansias de libertad, intimidad e independencia en la edad del pavo y la imposibilidad de los padres de darles rienda suelta puede llegar a su paroxismo en verano a la hora de programar unas vacaciones en las que todos los miembros de la familia deberán compartir tiempo libre y espacio. Un periodo de relajación y diversión sobre el papel que, desafortunadamente, puede acabar en un rosario de discusiones originadas por las malas caras o protestas del adolescente de turno, que preferiría estar haciendo literalmente cualquier otra cosa que visitar un museo o estar tumbado en la playa con su familia.

¿Es posible evitar la situación? Alicia Mas Montañés, psicóloga infanto-juvenil, cree que sí. O, por lo menos, atemperarla porque, avisa, todo lo relatado anteriormente es absolutamente "habitual". La buena noticia es que en la inmensa mayoría de las ocasiones "no supone un problema grave". 

No es un problema, pero puede arruinar o complicar unas vacaciones. Algo que tendrá muchos menos visos de suceder si, recomienda Alicia, se tira de "empatía".

A juicio de esta especialista, lo primero que habría que hacer es "recordar cómo nos sentíamos nosotros a su edad en esta misma situación o incluso trasladarla al momento actual: ¿nos gustaría que nos separaran del entorno en que queremos estar y nos obligaran a hacer cosas que no nos apetecen y donde no nos apetece?". La respuesta, obviamente, es no. Pero resulta que aquí hablamos de menores. ¿Entonces?

"Hay que consensuar", sostiene la psicóloga. Para empezar, se debe tener en cuenta que en la adolescencia los gustos de nuestros hijos cambian, que aunque como padres el tiempo se nos pase volando y a veces ni nos demos cuenta, a los hijos no les gusta lo mismo con 7 que con 17. "Ya en la preadolescencia -recomienda Alicia- conviene contar con las opiniones de los hijos como si fueran adultos". No se trata, claro, de hacer lo que ellos quieran. Pero sí de ser conscientes de sus preferencias, de tenerlas en cuenta y, sobre todo, de que participen, de que se involucren.

"No está de más programar la reunión en la que se va a hablar de las vacaciones y planearlas en familia dentro de las posibilidades de toda índole de cada una", sugiere Alicia. Plantea ese cónclave como "un momento para jugar con la motivación del adolescente, para implicarlo". "Ellos siempre preferirán estar con sus iguales, pero si participan en la elección del destino o de las actividades seguramente será otra cosa", asegura Alicia, quien también ve oportuno que los chavales vayan informados sobre lo que les espera: "Se les puede poner películas o documentales al respecto de los lugares que se van a visitar".

Otro 'truco' ya de viaje puede ser el de darles responsabilidades o tareas. "Que busquen información sobre el siguiente lugar que se va a visitar o elijan el restaurante. Depende de la edad se puede organizar un miniconcurso fotográfico...".

En cualquier caso, Alicia Mas recomienda a los adultos intentar por todos los medios "no centrarse en las malas caras o en la apatía adolescentes en estas situaciones". Al contrario "hay que normalizarlas y asumirlas porque si no siempre nos van a acabar nublando el día". 

Añade esta especialista que es importante que sigan en contacto con sus amigos. En este caso, el móvil es un aliado, aunque Alicia es partidaria de pactar los tiempos de uso del teléfono, de manera que las vacaciones también tengan para los adolescentes "su parte de desconexión y sean conscientes de los lugares que visitan".

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