La nueva afición neoyorquina en tiempos de covid: salir a avistar aves

El cierre de locales culturales y de ocio en Manhattan debido a la pandemia ha disparado los recorridos para avistar todo tipo de pájaros en las zonas más boscosas

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La nueva afición neoyorquina en tiempos de covid: salir a avistar aves
La nueva afición neoyorquina en tiempos de covid: salir a avistar aves
Vocento

Es una mañana soleada en Nueva York y unas 30 personas con mascarilla se adentran en The Ramble, una zona boscosa de caminos serpenteantes en Central Park. Forman parte de una creciente cofradía en busca de búhos, cuya presencia es rara en esta inmensa ciudad.

Las hojas de otoño crujen bajo sus zapatos mientras siguen a 'Birding Bob', un guía que organiza caminatas de avistamiento de aves en el parque desde hace más de 30 años, y cuyo éxito no para de crecer desde el inicio de la pandemia, en marzo.

De pronto, levantan sus binoculares y cámaras con potentes teleobjetivos mientras el guía les ayuda a detectar a 'Barry', un búho oculto en el follaje de un pino y que llegó al parque hace un mes para delicia de los amantes de las aves.

Unas 220 especies de aves frecuentan cada año Central Park, considerado increíblemente uno de los mejores lugares del mundo para este pasatiempo, sobre todo en época de migraciones, pese a que la Gran Manzana tiene 8,6 millones de habitantes.

Casi 24.500 personas han muerto en Nueva York a raíz del coronavirus, más que en ninguna otra ciudad de EE UU. Teatros, cines y discotecas permanecen cerrados y las autoridades ruegan suspender las cenas en casa con amigos. En tiempos de covid, el avistamiento de aves, contemplativo y al aire libre, suena como la afición perfecta.

"Hay menos cosas para hacer ahora en Nueva York y las cosas que puedes hacer dentro son limitadas o se han cancelado. Así que la gente está haciendo cosas afuera, y estas caminatas solo cuestan 10 dólares, es un regalo", dice a Afp 'Birding Bob' -cuyo nombre verdadero es Robert DeCandido- durante un recorrido de tres horas por el parque.

La reciente llegada a Central Park del búho barrado que se pasea de un lado a otro -o quizás son dos, un misterio aún por descifrar- y también del gran búho cornudo despierta mucha curiosidad. Las caminatas de DeCandido se llenan de gente que no puede hallarlos por su cuenta.

Tarini Goyal, que se mudó a Nueva York hace unos meses, asegura que su nuevo pasatiempo le ayuda a enfrentar la pandemia y a conocer gente nueva cuando la ciudad atraviesa una segunda oleada del virus. El sábado pasado hizo una gira nocturna de avistamiento de búhos y el domingo regresó para otro 'tour' más general, donde observó unas 25 especies. "Me ha ayudado a sentirme más conectada a la comunidad y a la naturaleza", dice esta doctora de 28 años y que ofrece cacahuetes en la palma de su mano a carboneros copetudos y de capucha negra.

En una zona aislada del parque, 'Birding Bob' corre de un lado a otro esquivando a un pájaro carpintero de Carolina que ha atraído con un canto grabado, mientras sus clientes intentan capturar la imagen. "Este tipo tiene problemas de testosterona", dice riendo el guía a raíz de su agresividad. No todo son loas. También hay quien le critica por usar sonidos enlatados para atraer a las aves, o por colmar de visitantes la antiguamente solitaria The Ramble.

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