entrevista

Juan Manuel Iranzo: "Si la crisis remite, los ancianos y personas vulnerables volveremos a ser invisibles"

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Juan Manuel Iranzo Amatriaín (Zaragoza, 1963) ha impartido clases en la Universidad Pública de Navarra.

Juan Manuel Iranzo, en la Residencia Rey Fernando de Aragón, en Zaragoza.
Juan Manuel Iranzo, en la Residencia Rey Fernando de Aragón, en Zaragoza.
María José Iranzo

Usted vive desde hace tiempo en una residencia para personas dependientes. Desde su experiencia, ¿qué ha pasado en estos centros para que la covid-19 se haya cebado de una manera tan cruel entre nuestros mayores?

No se tomaron a tiempo medidas apropiadas a lugares donde el estrecho contacto físico de trabajadoras y usuarios es inevitable y en cuyos espacios comunes es difícil guardar distancias.

Tendremos que revisar el actual modelo de atención en las residencias.

El Defensor del Pueblo ha pedido que se eleven las ratios de personal y mejore la atención sanitaria. Pero es la idea misma de residencia, como solución única para todo, la que está en cuestión. Debería ser el último recurso.

¿Alguna idea para la nueva consejera de Sanidad, Sira Repollés?

Las residencias son centros sociales, no sanitarios. Debe colaborar con la consejera de Servicios Sociales para que sigan siéndolo, pero más seguras.

En uno de sus artículos publicados recientemente en HERALDO DE ARAGÓN dice que a esta pandemia es el primer hecho absolutamente global, que ha afectado, casi a la vez, a todos los habitantes del planeta. ¿Si esto no nos une, qué lo hará? ¿Seremos, más justos, más solidarios?

No de inmediato. La primera reacción es identitaria y defensiva: no compartir, culpar a otro. Pero la crisis prueba que el Estado-nación no basta. Debemos pensar en términos de especie y de cooperación intra e intercontinental. Algo bueno: ha resurgido una valiosa solidaridad vecinal.

¿Qué secuelas dejará este confinamiento en nuestra sociedad? ¿Qué definirá esa ‘nueva realidad’ sobre la que tanto especulamos?

No me atrevo a conjeturar. Esto no es un trauma puntual sino un proceso mundial de evolución imprevisible. De momento, parece suscitar sobre todo perplejidad y cautela, o bien exacerbar posturas y actitudes previas.

¿Aprenderemos a vivir con la incertidumbre, con el miedo en el cuerpo a nuevos rebrotes?

Aprenderemos a tener prudencia y precaución, más cuanto más vulnerables nos sintamos o lo sean quienes amamos.

Y díganos, ¿cómo ha reaccionado España ante la crisis?

Muy bien la mayoría de la ciudadanía. Y los trabajadores esenciales en los servicios públicos y el sector privado, de forma ejemplar. Las autoridades no estaban preparadas, pero van aprendiendo sobre la marcha, unos mejor que otros.

Más de 27.000 muertos... no se olvidan fácilmente. ¿O, sí?

Si fueran jóvenes soldados, no. Pero ¿ancianos y personas vulnerables? Fuera de nuestras familias y amigos a menudo somos invisibles y seguramente volvamos a serlo si la crisis remite.

¿Necesitamos buscar culpables?, querellas y protestas ya están en los juzgados y en las calles.

Desde los griegos la búsqueda de un chivo expiatorio oculta una agenda política: encubrir a los verdaderos culpables o negar el inmenso poder del azar. Lo que necesitamos es una investigación científica global que identifique nuestras vulnerabilidades biológicas y sociales sistémicas para aprender a protegernos mejor.

Nuevas tecnologías, teletrabajo… ¿esa es nuestra ‘revolución’ pendiente? ¿Y el factor humano?

Los grandes expertos en seguridad de sistemas industriales de alto riesgo, como James Reason o, en España, Jesús Villena saben que cuanto más complejo es un sistema más vital es el factor humano para su seguridad y buen funcionamiento. Nuestros sanitarios son un ejemplo perfecto. Debemos cultivarlo más que nunca.

Dicen que se avecina una crisis económica sin precedentes…

Una máquina que no pueda pararse y reiniciarse fácilmente no es efectiva ni resiliente. Así es nuestro sistema económico. Ahora hay que salvar lo que se pueda, pero para redirigirlo y dotarlo de sostenibilidad ecológica y social.

¿Se da cuenta de lo poco que hablamos ya del cambio climático?

El coronavirus y el cambio climático son ambos fenómenos exponenciales, solo su velocidad de expansión es distinta. Si no actuamos a tiempo contra él nos esperan sorpresas aún más trágicas.

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