cumbre del cambio climático

Cuando Greta habló en español

La joven activista sueca, que tuvo que ser trasladada en un coche eléctrico de las fuerzas de seguridad durante la marcha, dirigió al auditorio unas palabras en español.

Marcha por el clíma en Madrid.
Marcha por el clíma en Madrid.
Agencias

Habló Greta Thunberg y las miles de personas que la esperaban en el punto final de la manifestación guardaron silencio. Y lo hizo en español: "Estoy muy contenta de estar aquí. Gracias por venir".

"¡Gracias a tí!", le respondió su público, jóvenes, mayores, niños, que le habían esperado durante varias horas al pie del escenario instalado en el Paseo de la Castellana, arteria principal de la capital española.

Durante un tiempo existió el temor de que la joven activista no se presentara, porque había tenido que ser desalojada por la Policía sin ni siquiera haber podido alcanzar la cabecera de la marcha rodeada por una muchedumbre constante.

La expectación también era mediática y apenas se podía ver su figura entre un aluvión de cámaras de televisión y fotógrafos.

Tanto fue así, que tuvo que ser trasladada en un coche eléctrico de las fuerzas de seguridad aconsejada para evitar cualquier contratiempo.

Pero Greta regresó, y cuando su pequeño cuerpo apareció en el escenario se hizo el silencio.

"Mira papá, es Greta". ¡Greta, Greta!", coreaban los más pequeños.

"Es la gente la que tiene la esperanza. Sois la esperanza", dijo Greta.

La antesala de la intervención de la joven activista sueca fue un espacio para recordar la importancia de la naturaleza en nuestras vidas.

El escenario se convirtió en un bosque sonoro, donde los pájaros trinaron y se oyó el sonido del agua de los ríos.

Un entorno ideal para que los pueblos originarios de Latinoamérica reivindicaran la protección de la madre tierra y la defensa de sus derechos frente al capitalismo y a los poderosos.

Por momentos la lucha contra la crisis climática adquirió tintes políticos, con las situaciones que viven Chile, Bolivia y Brasil como protagonistas de algunos de los discursos.

También se oyeron las voces y sonidos de otros lugares del mundo, como las alarmas de la central nuclear de Chernóbil, el desembarco de Normandía o los migrantes centroamericanos en su difícil camino hacia Estados Unidos.

Casi todos los idiomas, también los indígenas, estuvieron presentes en el escenario.

Una gran bandera, iniciativa de la organización "#wearewatching", desplegada por los asistentes, recordó que los ojos del mundo permanecen vigilantes a los líderes mundiales y a la madre tierra.

Y después la música, que sólo había cesado durante las intervenciones en el escenario, pero que sonó desde el inicio la manifestación a ritmo de batucada, acompañó a duendes danzarines, malabaristas y zancudos durante todo el recorrido.

Medusas de colores y globos terráqueos, muchos, algunos ardiendo auguraban un futuro negro para el planeta, frase acuñada en un gran ataúd.

En un jardín lateral, el número de asesinados por defender la tierra en México, Brasil, Honduras, Colombia, Guatemala, Perú, Venezuela, Nicaragua ... todo Latinoamérica.

Y Chile siempre presente, en los cánticos, en las voces de los activistas desplazados a Madrid, en las pancartas contra su presidente, Sebastián Piñera, a favor de la movilización social: "Chile despertó". "Gracias Madrid, gracias a todos por su apoyo".

La cumbre continúa, "como una farsa" para algunos, como la forma de reunir a miles de personas en una causa común, para otros, pero para la mayoría habrá sido la ocasión de ver a Greta Thunberg, con su eterno cartel debajo del brazo.

Ella ya se fue a descansar, pero la fiesta continúa en Madrid. Eso sí, la consigna es que no quede basura en el suelo. 

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