Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Billete al futuro

Inteligencia artificial inspirada en el fondo del mar

La lógica táctil se inspira en el sistema nervioso de los pulpos, que reaccionan a los estímulos sin pasar por el cerebro. ¿Dará más autonomía a futuros entes artificiales?

Una sofisticada red nerviosa y neuronal recorre los tentáculos de los pulpos
Una sofisticada red nerviosa y neuronal recorre los tentáculos de los pulpos
Francisco Schmidt

El presente: lógica táctil

Una estructura flexible con capacidad para percibir estímulos externos –para sentir–, procesarlos y responder a ellos. Eso es ‘Soft tactile logic’: una nueva tecnología y una nueva forma de inteligencia artificial desarrollada por ingenieros de la North Carolina State University (Estados Unidos). Se inspira en la sofisticada red nerviosa y neuronal que recorre los tentáculos de los pulpos y que les permite reaccionar ante estímulos externos de forma inmediata, y sin necesidad de enviar una señal al cerebro para que este la procese y reenvíe una orden o comando de respuesta, gracias a unas complejas estructuras neuronales integradas en su sistema nervioso.

Para mimetizar este prodigio de la naturaleza los investigadores han recurrido a crear una especie de ‘sistema nervioso artificial’ integrado por una película de silicona recorrida por canales o circuitos rellenos con un metal líquido sensible a los cambios de presión, que traduce en variaciones en su resistencia eléctrica. Así, genera impulsos eléctricos que se redistribuyen a lo largo de toda la estructura al tiempo que son procesadas para producir respuestas específicas en función del estímulo externo –del tipo e intensidad de la presión ejercida sobre la silicona-. Así, en los diferentes prototipos fabricados hasta el momento han conseguido desde provocar cambios de coloración en siliconas tintadas con pigmentos cuyo color depende de la temperatura –reproduciendo con ello la capacidad mimética de los pulpos- hasta poner en funcionamiento y/o encender motores o luces. Y los creadores del ‘soft tactile logic’ apuntan a que esto es solo el comienzo y que el objetivo es aplicar esta tecnología a corto plazo para la creación de nuevos materiales y tejidos inteligentes, así como una nueva generación de prótesis. Objetivos que anticipan una previsible nueva revolución en el ámbito de la inteligencia artificial.

El futuro: el planeta de los ‘pulpos’

Desde que aprendió a dominar el fuego, la humanidad nunca se había enfrentado a una amenaza como esta. Estamos a mediados del siglo XXII y, por la superficie del planeta, pero también bajo las aguas, se desliza un nuevo tipo de entes. Los llamados ‘soft tactile organisms’, más conocidos como ‘pulpos’ atendiendo al modelo que inspiró su primera y rudimentaria generación, en las primeras décadas del siglo XXI. Una tecnología que resultó tan efectiva y asombrosa que el siguiente y ambicioso objetivo que se marcaron los ingenieros fue crear verdaderos entes 'biológicos' artificiales con una capacidad de respuesta tal que les concediese una completa autonomía y, asimismo, con una capacidad para detectar estímulos externos de tal sensibilidad que les alcanzaba para percibir incluso las ínfimas vibraciones o alteraciones provocadas por los impulsos eléctricos de los cerebros biológicos y, de esta forma, ‘alimentarse’ de sus memorias y recuerdos para adquirir sus habilidades y conocimientos. Craso error porque aquello convirtió a los seres humanos en su presa predilecta. A la que, una vez capturada, envuelven para absorber todos sus recuerdos y memorias, convirtiendo a su víctima en un zombi, un cuerpo que, al perder todos sus recuerdos, pierde también toda capacidad de respuesta.

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