Por
  • Almudena Vidorreta

Humanidades digitales

Los gurús de Silicon Valley alejan a sus hijos de las pantallas.
Los gurús de Silicon Valley alejan a sus hijos de las pantallas.
Bruce Mars/Pexels

Los hijos de Silicon Valley se educan sin pantallas hasta la secundaria. Cuando el común de los mortales se pelea por subvenciones para dotar las escuelas de dispositivos electrónicos, los creadores de aplicaciones y ordenadores impiden que su prole se relacione con la tecnología que ellos desarrollan. Si hace falta niñera, los aparatos digitales también se prohíben por contrato. Paradójicamente, cuanto mayor es el poder adquisitivo, menor es el empleo de tabletas y teléfonos permitido en la familia. En un país como este, además, donde la educación pública está constantemente amenazada por los dictados de la política y la moda, y en el que quienes pueden pagar su acceso a instituciones de renombre tienen el futuro asegurado, la trascendencia es mayor.  

El último escándalo lo han protagonizado quienes compran la matrícula a golpe de talonario. Pero no olvidemos que donaciones y financiación privada son norma general en Estados Unidos. Y mientras el resto del mundo imita las propuestas pedagógicas y culturales de este país, los impulsores del progreso prefieren aprender con tiza y, a ser posible, alguna que otra lengua muerta. Sí: cuanto más caro es el colegio o instituto, más probable es que sus alumnos estudien latín y griego. Y bien de humanidades. Qué medieval es todo. Los libros volverán a los monasterios o a casas de ricos. Así nos va, cerrando librerías a diestra y siniestra. Y los magnates, escribiendo a lápiz, leyendo en papel. Para este viaje no hacían falta alforjas.

Almudena Vidorreta es profesora en la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

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