¿Sabes cómo conseguir que los niños se vayan a dormir pronto y sin protestar?

Los más pequeños de la casa necesitan más horas de sueño que los adultos, pero hay veces que, llegada la hora de ir a la cama, se hiperactivan ante la imposición de tener que dormir.

La siesta en los niños es beneficiosa para el procesamiento de la memoria.
¿Sabes cómo conseguir que los niños se vayan a dormir pronto y sin protestar?
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Los niños deben irse pronto a la cama, pero conseguirlo no siempre es fácil. El miedo a la oscuridad, las ganas de ver la televisión un rato más o, simplemente, la necesidad de llamar la atención pueden complicar la tarea y traer las consiguientes discusiones con los pequeños. Aunque las rabietas puedan llevar a ceder a los progenitores a las rabietas infantiles, no hay que perder de vista que un buen descanso potencia el rendimiento escolar de los menores, su buen humor y, además, favorece su buen crecimiento.

Lo primero que hay que hacer para conseguir que el niño descanse las horas que necesita es calcular la hora adecuada de irse a la cama y crear una rutina de sueño. Los menores deben dormir entre 11 y nueve horas, dependiendo de su edad: cuanto más pequeños, más tiempo. Así que solo queda hacer el cálculo para averiguar el horario ideal de cada niño. Eso sí, no hay que olvidar que la única hora que es inamovible es la de levantarse, dejando tiempo suficiente para un desayuno equilibrado antes de ir a colegio.

Pensada la mejor rutina de descanso para los hijos, hay que plantearse con qué actividades se les puede ayudar a que la entiendan y les guste. Por ejemplo, es esencial que cenen a la misma hora, que sepan que después hay que lavarse los dientes y la cara y que, cuando lo acaben, sus padres le harán compañía mientras lee un cuento que ayude a conciliar el sueño y alejar las pesadillas.

Al principio es fácil que a los niños les cueste la rutina y se rebelen, y los padres deben evitar a toda costa enfadarse y acabar mandándoles a la cama sin cenar, pues si el momento de dormir lo perciben como un castigo, cada noche habrá que enfrentarse a una auténtica batalla campal. Para contrarrestar esta situación, es importante que los más pequeños sientan su dormitorio como un refugio en el que jugar, leer o estudiar.

Pero no todo es rutina del sueño: los hijos deben practicar ejercicio durante el día para llegar a la noche cansados (y sin haber perdido más de media hora delante de la televisión o los videojuegos) y disfrutar de una cena equilibrada y saludable, ya que les ayudará a conciliar el sueño y a descansar sin sobresaltos hasta la mañana siguiente.

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