¿Y qué hacemos cuando los niños no consiguen dormir?

Dormir bien es fundamental para el pleno desarrollo de nuestros hijos. Hoy, analizaremos con el pediatra algunas recomendaciones para prevenir esas alteraciones del sueño desde el primer año de vida hasta la adolescencia.

No hay que perder la calma cuando se despierten a medianoche. Si nos enfadamos, solo conseguiremos agitarlos más.
No hay que perder la calma cuando se despierten a medianoche. Si nos enfadamos, solo conseguiremos agitarlos más.
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Dormir bien es fundamental para el pleno desarrollo de nuestros hijos, tanto físico como intelectual; y son muchos los padres que, según el pediatra Pedro Orós, muestran gran preocupación ante el aumento de las alteraciones del sueño que se vienen detectando a edades ya tempranas. Hoy, analizaremos con el especialista algunas recomendaciones para prevenir esas alteraciones del sueño desde el primer año de vida de los pequeños hasta el inicio de la preadolescencia (11 años) y posterior adolescencia.

Entre 1 y 2 años:

Esta es una etapa de gran importancia, ya que representa el comienzo de la autonomía en el niño todavía lactante. Cuando el pequeño esté ‘dando la noche’, no conviene chillar, sino brindarle seguridad e intentar tranquilizarlo. No debemos imponernos ninguna hora límite para que se duerman. Habitualmente, no se cumplen esos horarios férreos que lo único que consiguen es ponemos todavía más tensos y nerviosos. No hay que perder la calma cuando se despierten a medianoche. Si nos enfadamos, solo conseguiremos agitarlos todavía más. Si se ha producido algún cambio reciente en la vida del niño, no podemos esperar que duerma profunda y rápidamente –a nosotros nos pasaría lo mismo–. Debemos insistir en que se duerman solos; hay que intentarlo. Acostarlos en la cama con los padres altera la fisiología del sueño. Se da la circunstancia de que somos nosotros mismos los que los despertamos por la diferencia entre los ritmos de sueño con los adultos. El chupete, el pecho o el biberón parecen muy útiles a la hora de dormirlos; pero habrá que considerar que, a partir de ese momento, serán imprescindibles para que se duerman. Alternarse con la pareja, cuando el pequeño se despierta, es siempre una buena opción. Y, si ya no podemos más..., una pausa es lo mejor para no perder los nervios. Cada familia tiene su nivel de tolerancia y sus propias creencias; se puede decir que no hay sistemas buenos ni malos, tan solo diferentes, y lo más recomendable es utilizar aquellos que nos resulten más eficaces en cada caso. El sentido común, siempre por delante.  Entre 2 y 5 años:

Los consejos para esta etapa son similares, aunque, al ser algo mayores, ya se puede razonar mejor con ellos. Debemos intentar transmitirles el mensaje: "Ya eres capaz de dormirte tú solo". A estas edades, dejarles dormir fuera de su cama, de manera rutinaria, ayuda muy poco.A partir de los 11 años:

Es importante aprender a reconocer, a identificar, los déficits del sueño y los cambios que genera en la adolescencia: irritabilidad, despertar difícil, recuperación de los fines de semana. Cuidado con las alteraciones que pueden provocar el uso de móviles, videoconsolas, internet… cuando se utilizan inmediatamente antes de dormir. Conviene establecer un diálogo familiar sobre el sueño y su importancia. Los padres debemos dar ejemplo. Crear un ambiente propicio al descanso al final de la tarde. Los niños, y sobre todo los adolescentes, deben tener horarios regulares, principalmente los fines de semana. La exposición a la luz intensa por la mañana ayuda a adelantar las fases de sueño, que se suele ir retrasando, día a día, de forma natural. Debemos fomentar las actividades estimulantes, en aquellas horas con tendencia al sueño diurno. Evitar las actividades de alerta (estudios, videojuegos, móviles, ordenador...), por lo menos una hora antes de dormir. No deben tomar estimulantes –cafeína, bebidas de cola...–, sobre todo, después de la comida del mediodía. Conviene regularizar el horario de las comidas. Dormir con la TV encendida disminuye la profundidad del sueño; por lo que es mejor que los chavales no tengan televisión en su habitación. Hacer ejercicio físico, a diario, les ayudará a regular el sueño.

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