Por
  • Luisa Miñana

Magos

Los Reyes Magos en Zaragoza.
Los Reyes Magos en Zaragoza.
Aranzazu Navarro

Queridos amigos: por supuesto que los Reyes Magos y su colega Papá Noel, un extranjero al que hemos acogido entre nosotros con generosidad y alegría, pueden calzar zapatos de cordones bajo sus fabulosos ropajes, sin que sufra por ello su mágica existencia. Las leyes de los quanta han venido a ayudarnos a entender cómo unos y otro son capaces de estar en tantos sitios a la vez, cargar y entregar tantos regalos, bajar por millones de chimeneas o saltar millones de balcones en una sola noche, año tras año, y conservar su vetusta lozanía por siglos. Porque los Reyes Magos y Papá Noel tienen el poder de comportarse en nuestra dimensión como los irreductibles habitantes del mundo cuántico o de nuestra fantasía y nuestros sueños.

Solo un ser malvado, ególatra e inmaduro consideraría lógico atacar la línea de flotación de la imaginación de un niño, como lo intentó hace unos días un tipo llamado Trump. Aunque, pueden ustedes tener por bien cierto, como demostró la pequeña interlocutora involuntaria del envidioso personaje naranja, que a la imaginación, sobre todo infantil, no se la volatiza con tanta facilidad. Lo sé personalmente. Sufrí una similar y brutal interferencia adulta anti-fantasía cuando tenía seis años. Fue en la misma tarde del día 6, abrazada a mi muñeca nueva. Al año siguiente, pasé toda la noche de Reyes recitando conjuros para que lo que me habían contado un año antes no fuera verdad. Y, amigos, de alguna manera, lo conseguí. Feliz Imaginación, queridos magos.

Luisa Miñana es narradora y poeta