Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Lo que te distrae al volante (científicamente probado)

Si conducimos y hablamos a la vez, se produce un retraso en la atención de cuatro centésimas de segundo.

Utilizando el móvil al volante se puede perder mucho más que los puntos del carné de conducir
Utilizando el móvil al volante se puede perder mucho más que los puntos del carné de conducir
Lord Jim

"Por favor, desconecten sus teléfonos móviles", nos instruyen amablemente en la sala de cine antes de que empiece la película. Y tal vez deberíamos hacer lo mismo al ponernos al volante de un coche. No solo por evitar la sanción –que según el nuevo anteproyecto de ley por el que se modifica la Ley de Tráfico vigente podría pasar de perder tres puntos de carnet por usar el móvil al volante a quedarnos con seis puntos, igual que si consumimos alcohol o drogas–, sino sobre todo porque, a la vista de los últimos estudios científicos, parece que ni siquiera usar el manos libres nos exime del riesgo de sufrir un accidente.

Lo más peligroso al volante

Puestos a hacer un ranking de lo más peligroso al volante, sin duda se lleva la palma coger el teléfono para intercambiar wasaps con nuestros contactos. Un cálculo reciente realizado por científicos de la Universidad de Utah (EE. UU.) sugiere que enviar mensajes de texto nos hace tener más impactos con el coche y responder más despacio a las luces de emergencia del vehículo que tenemos delante que hablar con el copiloto o contestar una llamada de teléfono. Otra investigación realizada este año en la Universidad de Granada va aún más lejos y estima que manejar el Whatsapp al volante aumenta el riesgo de accidente en un 8,3% si eres joven, un 25% en los adultos, un 80,5% en quienes ya superan los cincuenta y nada menos que un 134,5% en ancianos. En definitiva, el ‘texting’ al volante puede costarte la vida.

Sin embargo, simultanear la conducción con una conversación telefónica, incluso usando el manos libres, también entraña cierto riesgo. En concreto, un trabajo publicado en la revista ‘Psychonomic Bulletin and Review’ reveló que cuando conducimos y hablamos a la vez, se produce un retraso cognitivo en la atención de cuatro centésimas de segundo. Eso implica que el sujeto tarda más en pasar de una acción a otra y en tomar decisiones. Para probarlo analizaron el movimiento de los ojos de varios individuos mientras respondían a preguntas de verdadero y falso. Y llegaron a la conclusión de que respondiendo a preguntas tardamos el doble en detectar un nuevo objeto en el campo de visión.

Eso podría suponer tardar un segundo más en ver a un crío cruzarse en la carretera, a un vehículo parado en mitad de la vía o a un coche en dirección contraria, tal y como sacaba a relucir otro estudio de la Universidad de Sussex. Suficiente para responder demasiado tarde. En sus experimentos, los investigadores les preguntaron a decenas de voluntarios al volante una pregunta del tipo: ¿dónde has dejado la carpeta azul? Y claro, sus cerebros se pusieron a imaginar la habitación donde habían dejado la carpeta en lugar de dedicar toda la atención visual a los posibles peligros de la circulación.

Vale, entendido. Entonces, si apagamos el móvil, ¿ponemos fin a todos estos problemas de atención al volante, verdad? Ni mucho menos. Para empezar, el GPS y otros sistemas de información que incluyen los vehículos modernos desvían nuestra atención del tráfico demasiado tiempo. Incluso el sonido de la radio nos puede distraer lo suficiente como para no ver a... ¡un mastodóntico elefante caminando junto a la carretera!

De demostrar que esto es literalmente así se encargó hace dos años Ciara Greene, del University College de Dublin (Irlanda). En un original experimento, sentó a 36 personas en un simulador de coche mientras sonaban en la radio las actualizaciones sobre el tráfico. Y les formuló una pregunta acerca de lo que contaban los locutores para asegurarse de que estaban atentos. Pues bien, cuando la petición era que escuchasen las noticias de una carretera en concreto, solo el 23% de los conductores se había dado cuenta de que había un elefante o un gorila al lado de la vía. Si el 77% podía pasar por alto algo así, ¿que no haría con las señales de tráfico corrientes?

Pensando en las musarañas

Y luego está la tendencia natural a divagar y pensar en las musarañas mientras conducimos. Tal y como publicaba el año pasado la revista ‘Frontiers in Human Neuroscience’, el 70% del tiempo que pasamos al volante dejamos vagar la mente. Sobre todo en tramos monótonos, con velocidad constante, y que nos resultan familiares. Dicho de otro modo, mientras conducimos hay más distracciones internas que externas. Porque, no nos engañemos, pensar en las musarañas también nos hace reaccionar más despacio ante eventos inesperados. "Pensando en la seguridad futura, una opción para los sistemas autónomos de transporte, como los coches que se conducen solos, sería que el conductor se disperse cuando es seguro hacerlo, pero recuperar su atención cuando la situación así lo exige", concluían los investigadores.

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