Ella no olvida

Las nuevas tecnologías ofrecen soluciones y nos enfrentan a desafíos.
Las nuevas tecnologías ofrecen soluciones y nos enfrentan a desafíos.

Hace unos días llevé el coche al taller y esperé más de lo habitual a ser atendido porque no funcionaba el sistema informático del establecimiento. Entre otras anómalas consecuencias, el personal tenía que tomar apuntes en papel y, como no podía acceder al historial de los vehículos, ignoraba de inicio la intervención aplicable a cada caso, según sus específicas condiciones, como reparaciones previas, revisiones, etcétera. Supongo que también se verían afectadas las diagnosis y otras muchas actuaciones en curso.

Iba a utilizar esta experiencia como otro ejemplo más de lo que he sostenido en mis recientes colaboraciones en este periódico, acerca de los perjuicios que las tecnologías digitales generan en la política, los derechos individuales, la burocracia o las condiciones laborales. Sin embargo, no lo haré. Me frenan los comentarios que he recibido. Unos me tachan de retrógrado. Otros, en la misma línea, me alaban por antiindustrialista. En definitiva, al contemplar el reflejo de mis ideas en este espejo crítico, he visto con fastidiosa inquietud la imagen del discurso reaccionario magistralmente definido por el economista Albert O. Hirschman en su obra ‘Retóricas de la intransigencia’, que trata de los clichés y del alarmismo cerril de quienes históricamente se han opuesto al cambio social, pero sin dejar de percibir carencias semejantes en el sector ideológico contrario.

Por tanto, tras la estela de Hirschman, confeso seguidor, a su vez, de la economista e historiadora Dreirde McCloskey, que fue Donald hasta su cambio de sexo en 1995, en lugar de caer en los tópicos del dogmatismo, en adelante trataré de ser más ponderado. Por ejemplo, apreciando las ventajas de un taller informatizado.

En todo caso, igual que no querría estar entre quienes se opusieron a las vacunas, al sufragio universal o al Estado del bienestar, hoy no quiero ser un reaccionario analógico. Además, prefiero llevarme bien con la inteligencia artificial. Ella lo sabe todo y no olvida.