El bambú y el plumero

Mamoudou, el 'spiderman' francés que salvó a un niño que estaba a punto de caer al vacío, se convirtió en un héroe en Francia.
Mamoudou, el "spiderman" malí convertido en héroe en Francia
Efe

Un ‘spiderman’ sin papeles trepa cuatro plantas de un edificio en la Ciudad de la Luz y salva a un niño de cuatro años a punto de precipitarse al vacío. Son 30 segundos que le dan el pasaporte a lo que añora desde que tiene uso de razón, mucho antes de cruzar África desde su Mali natal, contra viento y mafias, para convertirse en ciudadano europeo.

Un samurái español del siglo XXI emigra al país del Sol Naciente. Va armado de su fortaleza física y mental y una forma clara de entender la vida: hay que jugarla en equipo, buscando el beneficio común, ayudando al de al lado, hasta el punto de pensar más en quienes te rodean que en ti mismo. Tal vez por eso Andrés Iniesta ha elegido un destino en el que importa más la colectividad que el individuo.

En la cultura japonesa se busca el consenso antes de tomar decisiones. Es lo que denominan ‘nemawasi’, término agrario que significa preparar el terreno, remover la tierra para que se oxigene y permita que germinen mejor las semillas. Aunque a veces sea un proceso arduo y lento alcanzar acuerdos para evitar conflictos. Como el bambú, cuya planta tarda siete años en ver la luz una vez que se siembra la semilla. Pero en ese tiempo, si le acompañan el riego y el abono necesarios, genera tales raíces que, una vez que nace, crece tan fuerte como flexible hasta alcanzar los 30 metros de altura en apenas seis semanas.

Unos animales políticos (entendiendo animal como palabra autoantónima, decida usted con qué sentido se queda) se reúnen en el lugar más sagrado de la democracia española para decidir el futuro del país. Y entre buena parte de la ciudadanía se instala el pesimismo sobre el devenir de los acontecimientos. Porque saben que sus señorías no están decidiendo sembrar bambú, sino plantas trepadoras de rápido crecimiento y escasa resistencia. O especies invasoras como el plumero (‘Cortaderia selloana’), que coloniza viejos cultivos y aumenta el riesgo de incendio. En algunas bancadas del Congreso se les ve el ídem.

Y no se observa en lontananza ningún ‘spiderman’ ni samurái capaz de salvar al país de la plaga de plumeros que amenaza los cimientos de la democracia.