Enrique y Meghan: mucho amor y un padrino sorpresa

El príncipe Carlos será quien lleve a la novia al altar. La ausencia del padre de la estadounidense es el gran apuro al que se ha enfrentado la pareja, que cuenta con mucho apoyo popular.

Uno de los retratos que la pareja se hizo con motivo de su compromiso.
Uno de los retratos que la pareja se hizo con motivo de su compromiso.
Reuters

El príncipe Carlos acompañará este sábado, finalmente a Meghan Markle hasta el altar en la boda con su hijo menor, el príncipe Enrique, en el castillo de Windsor. El eterno heredero se convirtió en inopinado protagonista de la víspera de la boda, al tener que sustituir a última hora al padre de la novia como padrino. Su sobrevenido papel le ha llegado a petición de la exactriz estadounidense. Y el príncipe de Gales "está satisfecho de poder recibir de esta manera a la señorita Markle en la Familia Real", reza un breve comunicado divulgado por el palacio de Kensington.

Problemas de salud son la excusa oficial que Meghan Markle ha dado, pero algunos medios de comunicación sugieren algo más que tiene que ver con el errático y no siempre adecuado comportamiento del que va a ser familia política de un destacado miembro de la Familia Real británica.

Este ha sido, no obstante, el mayor apuro al que hasta la fecha se ha enfrentado los prometidos, que desde el minuto uno en el que hicieron oficial su compromiso, fueron muy bien acogidos por la opinión pública británica. Hasta el punto de que el príncipe Enrique, que en el pasado protagonizó escandalosos comportamientos, es ahora el más querido de su familia según algunas encuestas.  Pone fin así a su fama de miembro más rebelde de la familia. El sexto en la línea de sucesión a la corona británica, de 33 años y capitán veterano del Ejército, se hizo popular desde su adolescencia por su afición a fiestas y escándalos que salpicaron a la casa de Windsor. Enrique, según fuentes cercanas, ha madurado y sentado la cabeza gracias a su futura esposa, al tiempo que ha abrazado un estilo de vida más saludable, reduciendo su consumo de comida rápida, alcohol y tabaco.

Por lo demás, todo está listo ya para una boda que pretende ser de ensueño. Y hasta el marido de Isabel II, el duque de Edimburgo, de 96 años, irá al enlace tras recuperarse de una operación de cadera a la que fue sometido hace unas semanas.

En la ciudad de Windsor, a 34 kilómetros al oeste de Londres, banderas británicas decoran las calles que rodean el pintoresco castillo medieval, en cuya capilla, que lleva el nombre del patrón de Inglaterra, se celebra este sábado a las 13.00 (hora española) el enlace anglicano.

A pesar del frío nocturno, numerosos británicos monárquicos y turistas, algunos de ellos procedentes de Estados Unidos, se instalaron cerca del castillo, detrás de las vallas de seguridad colocadas en las calles, a fin de ver este viernes a los novios, que harán un recorrido en una carroza abierta una vez casados. Las tiendas próximas al castillo, que es también palacio y fortaleza, han decorado sus escaparates con fotos de los novios; banderines rojos, azules y blancos, los colores de la bandera británica, y recuerdos, como tazas y platos conmemorativos.

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