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Concentración por Gabriel
Concentración por Gabriel
Oliver Duch

Tengo grabados como un punzón los rostros de Diana Quer, Sandra Palo, Marta del Castillo, la pequeña Mari Luz, Yeremi Vargas, Gabriel... o las historias de los 11 pequeños muertos en Aragón de la manera más cruel. Tengo esa pena mientras veo cómo este mundo sin fronteras sigue dándole vueltas al morbo, viendo cómo nadie en estos días ha sido capaz de poner sobre la mesa algo tan básico como la prevención, teniéndolo en la mano. Porque hace tan solo un par de meses Save The Children presentaba su campaña #LosÚltimos100’, que denuncia la violencia infantil en España y exige al Gobierno una ley de violencia contra la infancia. Que pide la colaboración de todos para que, con las medidas de prevención y denuncias, los 100 niños fallecidos desde 2012 víctimas de violencia de género, acoso escolar y abusos sexuales sean, realmente, los últimos 100. Porque solo en 2016 se registraron 37.495 denuncias por actos violentos hacia niños, 4.061 por malos tratos en el ámbito familiar.

Lo pienso hoy, en este día del Padre del Día que pasa sin pena ni gloria, con la vara que nos dan con el de la Madre, como si fueran menos. Porque los padres son la otra mitad, los que muchas veces están sin estar. Son esa sombra que te acompaña. Mi padre era así, silencioso y somarda y me hubiera encantado tenerlo más tiempo a mi lado, cuando los años te hacen ver cuánta falta te hacen.

Volver a celebrar este día a lo grande, como se hacía en mi casa, porque todos eran José o José Antonio, o Antonio José o José María. Y había comilona, aunque me resultaba un peñazo estar con tanto abuelo y esperar a que me dejaran levantarme de la mesa, que solía ser cuando llegaban los puros. Ahora siento no haber estado más atenta a aquellas conversaciones en las que se arreglaba el mundo, parte del que hemos heredado gracias a ellos, y también no haber puesto este nombre a alguno de mis hijos, aunque tengo un par de Pepes que son parte esencial de mí.

Lo pienso sin poder dejar de quitarme la imagen de estos padres que hoy batallan por su dignidad. Para que Gabriel sea el último 101.