Cuando Instagram era un teléfono fijo...

Las carísimas 'party line' fueron el primer invento que permitió a cualquier particular ponerse en contacto con desconocidos de forma inmediata.

Las líneas 903 fueron un auténtico boom en 1992
Las líneas 903 fueron un auténtico boom en 1992
Imágenes de hemeroteca de HERALDO

El otro día una madre de 43 años se reía de lo que había descubierto de su hija gracias a Instagram. La adolescente no prestó demasiada atención a la hora de configurar su privacidad y la madre puede ver como "ligotea" a base de 'likes', fotos y comentarios con otros chicos que, como ella, exhiben todo lo que hacen a través de esta plataforma. La madre se lo toma con humor porque sabe que no es nadie para tirar la primera piedra. Tenía 17 años cuando apareció en España lo que podríamos considerar la primera red social y todavía recuerda el gusanillo que les generaba a ella y sus amigas descolgar el teléfono fijo y llamar a escondidas a las 'party line' que revolucionaron el país en el 92.

Cuando Tinder e Instagram eran un teléfono fijo

Aquello fue un tremendo boom del que ya casi nadie se acuerda. Fue un fugaz ir y venir. Telefónica habilitó sus líneas 903 a principios de 1992 y antes de culminar el año ya las había suspendido tras llevar a la ruina a decenas de familias. En España no empezaría a hablarse de Internet hasta un par de años después, de modo que aquellas 'party line' fueron el primer invento que permitió a cualquier particular ponerse en contacto con desconocidos de forma inmediata.

Solo había que levantar el teléfono y marcar para que una voz te diese la bienvenida a una conferencia múltiple. "Diviértete con nosotros y por tu seguridad no des tus datos personales". Entonces empezaba lo bueno, una decena de personas hablando al mismo tiempo y tratando de sacar en claro algo de los demás. "Te ves inmerso en una memorable conversación de besugos en la que lo más inteligente que se alcanza a oír es el nombre, la edad y el lugar de nacimiento de los interlocutores", narraba en HERALDO la periodista Marta Garú en noviembre de aquel año.

"Llamábamos para echarnos unas risas desde el teléfono de la casa de juventud porque desde casa no nos dejaban", cuenta la misma madre que ahora ve cómo sus hijos alternan con decenas de conocidos y desconocidos al instante a través de cada foto que comparten.

"Auténticos dramas familiares"

Aquel invento no duró mucho, pero preparó el terreno para lo que vendría después. Dejó claro que la gente estaba ansiosa por llevar a otro nivel el ámbito de la comunicación y las relaciones sociales. Los medios de la época narraron que aquellas 'party lines' provocaban "auténticos dramas familiares" y en varios casos la factura de teléfono superó el millón de pesetas. Entre 12.600 y 24.000 euros de los actuales si tenemos en cuenta la inflación y la rentabilidad que podría haber generado ese dinero.

Cuando Tinder e Instagram eran un teléfono fijo

Artículo publicado en HERALDO en noviembre de 1992

Las organizaciones de consumidores emprendieron por ello una potente campaña contra estas líneas telefónicas y las reclamaciones llegaron incluso a generar debate en el Senado. A finales de ese año la operadora de telefonía se vio obligada a anunciar que suspendía todas sus líneas 903.

Cuando Tinder e Instagram eran un teléfono fijo

Titular aparecido en HERALDO en diciembre de 1992

"Pánico" en las administraciones

Claro que hay que matizar que la culpa no la tuvo solo esa primera red social que enganchaba a los adolescentes. Resulta que aquel fue también el año de las primeras líneas eróticas y que al parecer el país no estaba preparado para eso. La gente se enganchó hasta tal punto que las empresas y administraciones públicas se vieron obligadas a bloquear los números 903. La Diputación General de Aragón lo hizo en el verano del 92 en un "intento de evitar las facturas astronómicas" que se estaban registrando en los centros oficiales de empleo. También las líneas calientes fueron la razón por la cual el Ayuntamiento de Zaragoza instaló ese año un sistema para analizar las llamadas de sus empleados y saber quién marcaba cada número y cuánto duraban las conversaciones.

Cuando Tinder e Instagram eran un teléfono fijo

Artículo publicado en HERALDO en agosto de 1992

"El teléfono erótico está sembrando el pánico en organismos oficiales, empresas y familias cuyos recibos de teléfono se están desorbitando", narraba HERALDO en agosto del 92.

Las tarifas oscilaban entre las 58 y las 70 pesetas por minuto en el caso de las 'party line' y ascendían hasta las 180 pesetas cada 30 segundos en las líneas eróticas.

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