¿Por qué nos moquea la nariz cuando hace frío?

En estas jornadas invernales, conviene ir bien armado con un arsenal de pañuleos.

Las células en diferentes partes de la vía aérea humana varían en su respuesta al virus del resfriado común.
Invierno y mocos son compañeros casi inseparables.

En estos días de mucho frío, no hay humano que pueda evitar sorberse los mocos de vez en cuando.

No hace falta estar resfriado, solo con permanecer un rato en el exterior cuando las temperaturas son muy bajas, la cantidad de mucosidad que segrega nuestra nariz se dispara y notamos esa desagradable sensación de goteo.

Hay dos razones por las que esto ocurre, una biológica y otra, puramente física.

La primera es una respuesta de nuestro organismo a las bajas temperaturas. Para proteger y lubricar el delicado tejido epitelial del interior de la nariz, cuando hace mucho frío generamos más mocos. Con ellos se evita la sequedad, que puede causar heridas y hasta sangrado nasal. Además, nuestro cuerpo trata de calentar el frío aire exterior para que no llegue helado a los pulmones. Para ello, los vasos sanguíneos del interior de la nariz se expanden y en ese proceso también hacen que aumente la secreción nasal.

La otra razon no depende de nosotros, sino del aire que respiramos. Este viene cargado de vapor de agua que llega muy frío a nuestra nariz y que, al entrar en contacto con el ambiente caliente del interior de la cavidad nasal, se condensa rápidamente. Ese agua se mezcla con la mucosidad -ya más abundante de lo habitual por todo lo que hemos explicado en el párrafo anterior-, la licúa y hace que se escurra con mucho más facilidad hacia el exterior.

Por eso, paciencia. El goteo nasal es incómodo, pero es también una prueba de que nuestro cuerpo funciona perfectamente y se adapta a los cambios de temperaturas. Ármese de pañuelos y piense que no es el único al que se le escurren los mocos. Nos pasa a todos.

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