¿De verdad no hay dos copos de nieve iguales?

Microscópicas estrellas de hielo forman el paisaje blanco que tiñe España estos días.

Cristales de nieve vistos con una lente.
Cristales de nieve vistos con una lente.

Con la previsión meteorológica de estos días es un buen momento para prestar un poco de atención a la nieve.

Y no, esta vez no vamos a hablar de problemas de tráfico ni de alertas por frío ni de aludes en el Pirineo. Vamos a fijarnos en las minúsculas estructuras que hay en los copos.

Cada uno de esos copos está formado por microscópicas estrellas de hielo que aparecen al congelarse el agua en torno a una minúscula mota de polvo. Siempre hemos escuchado que cada una de esas formas es única y que es imposible encontrar dos iguales. Pero hay un matiz.

En realidad, los cristales que forman la nieve pueden tener tantísimas formas distintas -millones y millones de ellas- que es casi imposible saber si alguno de ellos se repite.

Los cristales de nieve son estrellas de seis brazos, pero a partir de ahí, la forma exacta de cada uno depende de la temperatura, la presión ambiental, la cantidad de agua que los forma y hasta la velocidad a la que se han unido las alrededor de 10 elevado a 18 moléculas que hay en cada copo.

La suma de todos esos elementos da un número casi infinito de combinaciones, por lo que la única forma de saber si hay dos copos iguales sería repasarlos todos, elaborar un listado con sus formas y compararlos unos con otros. Un trabajo inabarcable que hace imposible saber con exactitud el resultado.

Así que, aunque no haya una confirmación científica absoluta, seguiremos pensando que cada copo es único. Puestos a elegir, es la posibilidad con más encanto...

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