Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El vuelo de los pavos de Acción de Gracias

El secreto que les hace sobrevivir a la tradición está en sus músculos.

Los pavos cuentan con una musculatura explosiva
Los pavos cuentan con una musculatura explosiva
Matt Tillett

En el Día de Acción de Gracias, los estadounidenses no solo se comen a los pavos. Algunos también los lanzan vivos desde una avioneta a 150 metros de altura. El evento sucede anualmente durante el festival Turkey Trot de Yelville, en el estado de Arkansas, que arrastra una cuestionable tradición de cinco décadas nada menos. La cosa es que los pavos domésticos, al contrario que sus parientes salvajes, no vuelan. Y sin embargo, como cuenta Maikelnai en Naukas, de los doce pavos arrojados en 2016 nada menos que diez sobrevivieron al impacto. ¿Cómo es posible semejante 'milagro'?

Al parecer, son capaces de un aleteo mínimo, reminiscente, que, aunque no les permite elevarse, les ayuda a frenar la caída. De hecho es bastante potente, porque cuentan con una musculatura explosiva al estilo de los 'sprinters'. Por eso cuando se cocina y se sirve a la mesa, los músculos de la pechuga son blancos: porque están formados por fibras de contracción rápida que apenas usan oxígeno. Todo lo contrario que las patas, dotadas de músculos con hemoglobina, una molécula rojiza transportadora de oxígeno que permite que las patas del ave trabajen de forma eficiente durante períodos prolongados de tiempo.

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