Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Somos cada vez más inteligentes?

Desde los años cuarenta, el valor medio del Coeficiente de Inteligencia de la población iba en ascenso. El envejecimiento ha echado el freno.

El test de IQ mide el Coeficiente Intelectual
El test de IQ mide el Coeficiente Intelectual

El presente: el Efecto Flynn

Por Efecto Flynn se conoce el incremento progresivo y predecible que experimenta el valor medio del Coeficiente de Inteligencia de la población de un país próspero. Un aumento que se cifra en unos 3 puntos por década. Dicho efecto fue detectado en los años 1940 y desde entonces se ha confirmado en numerosos países del denominado primer mundo. El mismo se atribuye a la progresiva y constante mejora en las condiciones sociales de la población, fundamentalmente nutrición, salud y asistencia sanitaria y educación.

Sin embargo, a partir del año 2004 se ha comenzado a detectar una inversión en esta tendencia. Y además bastante acusada. Tanto como un descenso de entre 7 y 10 puntos por década.

La primera explicación que se planteó para intentar justificarlo fue la denominada Hipótesis de la Fertilidad, según la cual en los países desarrollados los individuos con un mayor grado de educación y preparación tienen cada vez menos hijos atendiendo a criterios, deseos y ambiciones profesionales. Algo especialmente acusado en el caso de las mujeres. No obstante, esta hipótesis siempre ha resultado muy controvertida ante la falta de evidencias que la sustenten.

Pero recientemente se ha dado a conocer un estudio que plantea una posible nueva explicación sustentada en el progresivo y cada vez más notorio envejecimiento que experimenta la población de los países más desarrollados –motivado justamente por las cada vez mejores condiciones sociales en los ámbitos de la alimentación y la asistencia sanitaria–. Dado que algunos factores o aspectos de la inteligencia, o, mejor dicho, de la capacidad cognitiva, se ven afectados y disminuidos con la edad, más población envejecida bajaría la media. Parece refrendar esta hipótesis el hecho de que la puntuación de las cuestiones del test de IQ vinculadas a la memoria a corto plazo –menos dependiente de la edad- mantengan la tendencia estimada por el Efecto Flynn. Sí manifiesta una caída acusada la parte dependiente de la memoria operativa o de trabajo, esto es, la capacidad para procesar información, relacionarla y ofrecer soluciones y tomar decisiones, y que se sabe comprometida por el paso de los años.

El futuro: el examenFlynn

"Hoy cumplo 65 años. He de someterme al ‘examen’. Sí, claro que estoy nervioso. Cómo no estarlo. Me va el futuro en ello".

Estamos en 2100 y el examen es la solución adoptada por gran parte de los países desarrollados para hacer frente, desde un criterio objetivo y racional, al nuevo escenario derivado de la cada vez mayor esperanza y calidad de vida del ser humano. Y a los problemas, conflictos y cambios de paradigma que ello conlleva: desde la extensión de la vida profesional y la viabilidad del sistema de pensiones hasta la retirada y concesión de derechos y ayudas.

¿En qué consiste? Con una periodicidad de un lustro, todos y cada uno de los individuos adultos deben someterse a una prueba o test para determinar su IQ (Coeficiente Intelectual). De este modo, se establece un seguimiento, una gráfica personal, en la que se recoge la evolución de la puntuación. Cuando en dicha gráfica se manifiesta un descenso significativo se considera que el cerebro del sujeto ha entrado en declive y sus capacidades comienzan a verse mermadas. Este registro marca el momento de poner fin a la carrera profesional y el paso a la jubilación. En las profesiones consideradas de riesgo y/o de gran responsabilidad como pueden ser médicos y cirujanos, pilotos y controladores aéreos, profesores, etc. este seguimiento es mucho más exhaustivo: el examen se realiza con una periodicidad bianual y, ante un mínimo descenso, el profesional es destinado a otro puesto y tareas menos comprometidas hasta el momento de jubilarse.

Pero el Examen Flynn también sirve como criterio objetivo para determinar cuándo a un individuo se le debe retirar el permiso de conducción, cuándo debe mudarse a una comunidad de viviendas solidarias, cuándo es merecedor de recibir ayudas para asistencia social, o cuándo es pertinente concederle plaza en una residencia para la tercera edad con supervisión médica. Y, finalmente, señala cuándo el deterioro cognitivo es tan acusado que es lícito acogerse al derecho de eutanasia.

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