Análisis del Samsung Galaxy S8, el móvil del futuro

Puede que sea el mejor móvil del mercado, pero todavía hay muchos aspectos que puede mejorar.

Análisis del Galaxy S8
Análisis del Galaxy S8

Pagar 900 euros por un móvil puede parecer una auténtica locura hoy en día. La gama media ofrece teléfonos muy solventes con todo lo que un usuario puede necesitar por menos de la mitad. Pero sigue habiendo gente que quiere un móvil premium a cualquier precio. Un teléfono que lo tenga todo, que no flaquee en ningún aspecto y que destaque sobre todos los demás nada más sacarlo del bolsillo.

El S8 es ese móvil. Un ‘smartphone’ que parece llegado del futuro. Un móvil en el que Samsung ha eliminado prácticamente los bordes laterales gracias a la pantalla curva y también ha reducido las franjas inferior y superior a la mínima expresión, sustituyendo el botón ‘home’, hasta ahora físico, por uno virtual que vibra con la presión.

Análisis del Galaxy S8

Todo pantalla

Lo que han conseguido es un terminal 'todopantalla' con un panel ‘Super Amoled’ (negros profundos y colores vivos), con resolución QHD+ y un novedoso ratio de 18,5:9 que tiene sus luces y sombras.

Este formato se aprovecha mucho con ‘apps’ como Facebook o el navegador web, ya que puede mostrar mucho más contenido. Sin embargo, a la hora de jugar o ver películas y series se generan dos franjas negras a los lados para encajar el contenido en esta pantalla ultrapanorámica, también se puede hacer zoom para que adaptarse a la pantalla completa, pero se pierde información.

El ‘smartphone’ está disponible en dos tamaños: 5,7 pulgadas para el S8 y 6,2 para el S8+. En ambos casos la sensación en la mano -a parte de cómoda y algo resbaladiza- es la de tener un terminal sacado de una película de ciencia ficción con un frontal sin límites.

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Interior más conservador

Samsung lo ha apostado todo a la pantalla y al diseño, consiguiendo un móvil que sorprende más por fuera que por dentro. En el interior del S8 late un procesador de 10 nanómetros con ocho núcleos y acompañado de 4 GB de RAM. Sorprende que los coreanos hayan sido algo comedidos en este apartado, reservándose seguramente los 6 GB de RAM para el Note 8. A pesar de todo, el S8 es, junto al iPhone 7, el teléfono con más potencia del mercado tanto bruta como gráfica.

Este vigor no solo se notará en el día a día, con un comportamiento fluido en un sistema operativo (Android 7.0) con una capa de personalización muy liviana y sencilla; el terminal también recurrirá a sus neuronas digitales para convertirse en en un completo PC de escritorio -con pantalla, ratón y teclado-, al acoplarse a la base Dex, que costará 150 euros extra y extenderá la experiencia móvil a la de pantalla grande con ventanas.

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Innovación en el 'sofware'

El S8 incluye extras a través de 'software' -algunas ya presentes en modelos como el S7 o el fallido y explosivo Note 7- que aprovechan el gran tamaño de su pantalla para, por ejemplo, ejecutar dos aplicaciones a la vez en pantalla dividida o generar divertidos ‘gifs’ a partir de los vídeos que se reproducen en la pantalla.

Otra opción muy interesante es la captura de pantalla inteligente que, por ejemplo, permite guardar una copia de una página web completa haciendo ‘scroll’ o seleccionar solo una parte de la pantalla y luego reconocer el texto que hay en la imagen y copiarlo al portapapeles.

Todo el diseño de la interfaz está repleto de efectos y detalles que realzan el aspecto futurista del ‘smartphone’, como las notificaciones emergentes que iluminan los bordes curvados del S8.

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Seguridad: huellas, cara y ojos

Samsung también ha querido hacer especial énfasis en la seguridad. Hay tres formas de desbloquear el S8 mediante patrones biométricos y todos tienen sus pros y sus contras.

El sensor de huellas es muy rápido pero ha sido muy criticada su ubicación, junto a la cámara. Aunque no es el lugar más cómodo, tampoco es tan difícil de localizar y alcanzar, aunque es más sencillo si se usa una funda.

El lector de iris funciona también muy rápido, pero hay que enfocar bien a los ojos y, aunque se puede usar fácilmente sin luz, no funciona muy bien con luz solar directa, ni, obviamente, con gafas de sol.

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El reconocimiento facial es el tercer y último patrón biométrico para desbloquear el teléfono. Tiene la ventaja de que no hay que apuntar exactamente a los ojos, pero, a diferencia del sensor de iris, no funciona a oscuras y sí a plena luz del día. Las gafas de ver y, sobre todo, las de sol le dificultan mucho la tarea.

Además de para desbloquear el terminal, los sistemas biométricos de identificación sirven para proteger la carpeta segura, un directorio en el que el usuario puede incluir archivos y aplicaciones, que no quiera que sean accesibles a terceros. En la carpeta segura tiene su propia tienda de aplicaciones, por lo que se pueden instalar además ‘apps’ con otras identidades, lo que sirve, por ejemplo, para tener dos cuentas de Whatsapp en un mismo terminal.

Almacenamiento ampliable pero sin doble SIM

No existen diferencias en cuanto a almacenamiento, todos los S8 y S8+ tienen 64 GB de memoria interna ampliables mediante tarjetas ‘micro SD’ de hasta 2 terabytes, en una ranura en la que solo hay espacio para una SIM.

Su conectividad es completa con los últimos avances en redes wifi, 4G, NFC y también con el nuevo estándar bluetooth 5.0 que reduce el consumo energético, el rango de acción y permite conectarse y reproducir música en varios dispositivos al mismo tiempo.

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Sonido y cámara, igual que el S7

Este terminal futurista es conservador en muchos otros aspectos. En cuanto al sonido, Samsung no ha dado el salto a un altavoz estéreo y conserva una única bocina que con una potencia y calidad muy similar a la de su predecesor, el S7.

El nuevo buque insignia de los coreanos conserva el clásico conector de auriculares -que Apple y Xiaomi han eliminado- y además incluye unos auriculares firmados por la prestigiosa firma AKG, que tienen buen sonido y son muy cómodos, pero no cuentan con una buena cancelación de ruido.

El S7 fue el móvil con mejor cámara de 2016. Su lente de 12 Mpx y apertura f1.7 hacia excelentes fotos incluso con situaciones de luz comprometida. Tal vez por eso, Samsung ha decidido repetir cámara para el S8 y solo ha mejorado la frontal que pasa de 5 a 8 Mpx.

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Es una pena que los coreanos no se hayan lanzado al mundo de la doble lente, con la que otros fabricantes están consiguiendo excelentes resultados en fotografías en blanco y negro, grandes angulares y, sobre todo, con el cada día más demandado efecto ‘bokeh’ (difumina el fondo resaltando a las personas en primer plano).

Se ha mejorado mucho la aplicación nativa de cámara, incluyendo diferentes tipos de disparo (cámara lenta, enfoque selectivo, modo pro, gif animado…), filtros y ‘steakers’: complementos que añaden con realidad aumentada efectos divertidos a nuestras fotos.

Además, las instantáneas se pueden tomar con comandos de voz o, en el caso de los selfis, levantando la palma de la mano. Por último, cabe destacar que apretando dos veces el botón de desbloqueo se lanza automáticamente la cámara.

Batería y carga rápida

Samsung también ha sido precavido en lo que a batería se refiere tras la mala experiencia del Note 7 no ha querido jugársela. Tanto el S8+ (3.500 mAh) como su hermano pequeño (3.000 mAh) se comportan muy bien, aguantando un día largo lejos del enchufe pero no existe una gran diferencia con respecto a su predecesor.

Mantiene, eso sí, la carga rápida -en la cual no hemos notado mejora alguna a pesar de haber cambiado a USB-C- y la carga inalámbrica. En solo 25 minutos puede cargar algo más del 35% del terminal.

Bixby, asistente a medio cocer

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Mención a parte merece Bixby, el nuevo asistente virtual de Samsung. Los coreanos le han reservado un botón dedicado bajo las teclas de volumen, sin embargo por el momento Bixby está muy verde. El reconocimiento de voz todavía no funciona y próximamente estará disponible, pero solo en coreano e inglés. Por el momento, encontramos una sucesión de tarjetas con información sobre el tiempo, las noticias del día, nuestros contactos o los pasos dados.

Tiene algunas funciones útiles como la capacidad de identificar vinos a través de fotografías, gracias a la ‘app’ especializada ‘Vivino’, o la posibilidad de establecer recordatorios basados en la ubicación: “Avísame de que llame a mi madre cuando llegue a la estación”. Sin embargo, todo parece que está un poco a medio hacer y que Bixby todavía no ha mostrado todo su potencial.

Conclusiones

En definitiva, el S8 es el mejor móvil del mercado. Lo es, porque su sucesor ya lo era, y este nuevo terminal es un S7 Edge remozado, con mejor diseño, una pantalla sin límites y más potencia. Para crear el móvil perfecto Samsung debería centrarse ahora en mejorar las características que ha heredado de la anterior generación: dos cámaras, sonido estéreo, más RAM y una mejora sustancial de la autonomía y los tiempos de carga.

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