El castellano es una lengua rica con un amplio y variado vocabulario. Sin embargo, no es demasiado dado a las palabras muy largas.

Y ese es un favor que nos hace a los hablantes, que no tenemos que recordar términos como "Nodöstersjökustartilleriflygspaningssimulatoranläggningsmaterielunderhallsuppföljningssy-stemdiskussionsinläggsförberedelsearbeten", una palabra sueca de 130 letras que significa algo así como "artillería de la costa norte del Báltico, construcción de un simulador de vuelo, sistemas de monitorización y mantenimiento y preparación de posters de comunicación».

En nuestro idioma, el término más extenso que recoge el diccionario de la RAE tiene solo 23 caracteres, una nadería comparada con ese "nodöstersjökustar..." impronunciable. Se trata de "electroencefalografista", esto es, la persona especializada en electroencefalografía. Justó después aparece "esternocleidomastoideo", ese músculo del cuello que tiene 22 letras.

No son las más fáciles de pronunciar, pero si se traban con ellas, piensen en los pobre suecos. Lo suyo sí que es difícil...