“Tengo una memoria malísima”, “no consigo recordar las caras de la gente”, “tengo que apuntarlo todo en mi agenda”… Son frases que todos hemos dicho o escuchado alguna vez. La memoria es una función de nuestro cerebro que resulta fundamental para tomar decisiones en el presente y hacer planes de futuro en función de aquellas experiencias que vivimos en el pasado. Pero los recuerdos no son fieles reflejos de aquello que se ha visto o vivido. Cada vez que evocamos un momento, se trata de una reconstrucción que hace nuestro cerebro y que será diferente cada vez que se evoque ese mismo instante.

Se distingue entre varios tipos de memoria: sensorial, a corto plazo y a largo plazo. A continuación se propone un test para ponerla a prueba a través de una serie de imágenes. Solo hay que fijar la vista en ellas durante unos segundos y responder a unas sencillas preguntas. Un reto para estimular a nuestro cerebro.

Aquellos que no hayan obtenido un buen resultado no deben darlo todo por perdido. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, organismo estadounidense, aconseja seguir algunas pautas para ejercitar la memoria. Es muy recomendable realizar sudokus y crucigramas, memorizar números de teléfono, tratar de recordar listas como la de la compra o de tareas, fechas de cumpleaños, letras de canciones con cierta dificultad, poemas, etc.

Aunque pueda parecer lo contrario, anotar aquello que queremos recordar ayuda a que nuestro cerebro lo retenga, por lo que crear listados o usar una agenda de forma rutinaria es una forma efectiva de entrenar nuestra memoria.

Por último, diversos estudios relacionan el consumo de determinados alimentos con la mejora del aprendizaje y la memoria. Entre ellos se encuentran las zanahorias, por su contenido en un antioxidante, beta-caroteno, las nueces, el salmón, el atún o el kiwi, por su alto contenido en omega-3, o las almendras. Una sabrosa manera de estimular la mente.