Un pequeño delfín, víctima de los 'selfies'

Una cría de cetáceo que varó en una playa de Buenos Aires muere tras ser sacada del agua por bañistas que querían fotografiarse con el animal.

"Intentamos reanimarlo, pero no pudo soportarlo. Era tan solo un bebé. Un animal increíble que tuvo la mala suerte de toparse con la peor especie de mamíferos, los humanos", relataba afligida Ayelén, testigo de la algarabía de un grupo de turistas de Santa Teresita -un balneario de la provincia argentina de Buenos Aires- por el hallazgo de una cría de delfín. Los veraneantes sacaron al animal de su hábitat, el agua, para tomarse fotos con él en distintas poses y el pequeño cetáceo, ya posiblemente malherido, murió.


El hecho hubiera quedado en una anécdota de vacaciones si no fuera porque uno de los testigos tomó imágenes del suceso y las subió a la red social Facebook, donde ha provocado un notable eco de reacciones indignadas. En el vídeo se oye que algunos turistas se lamentan y sugieren devolverlo al mar. Pero son mayoría los que, excitados, lo tocan, lo alzan como un trofeo y se sacan fotos con él, que no manifiesta reacción ante el brutal cambio de entorno.


El pequeño delfín, de poco más de un metro, pertenecía a la especie franciscana, llamada así por su color marrón que se asemeja al hábito de los monjes. En los registros de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza se la considera una especie vulnerable, debido a lo reducido de su área de distribución y a su propensión a ser atrapados accidentalmente en las artes de pesca. "No puede permanecer mucho tiempo fuera del agua porque tiene una piel muy gruesa que le brinda calor", explicó la Fundación Vida Silvestre. "La intemperie rápidamente le provoca la deshidratación y la muerte".


Es una especie que vive en el estuario del Río de la Plata y también en las costas de Brasil, Uruguay y a orillas de las demás provincias del sur argentino. El principal peligro al que se expone está en las redes de los pescadores. Sin embargo, esta vez el problema fueron las otras redes, las sociales, que empujan a los turistas a registrar cada novedad que les toca presenciar para compartirla con amigos y conocidos, sin reparar demasiado en las consecuencias.


Los expertos suponen que el animal se alejó de la manada, probablemente enfermo, para varar en la costa, donde la intervención humana terminó de condenarle. Tras la difusión del caso, recomendaron que ante un ejemplar varado, lo mejor es colocarlo sobre una toalla mojada, dejarle un margen de espacio para que esté tranquilo y llamar a una institución de protección animal. Todo lo contrario de lo que se hizo esta vez.


"Todos lo querían tocar, agarrar y sacarse fotos con él", comentó Hernán Coria, el que documentó el hallazgo. El hombre advirtió que en los días previos hubo otros delfines varados en playas aledañas y en esa misma de Santa Teresita, donde el agua estaba más cálida de lo habitual. Quizás la temperatura afectó al animal. Él mismo cree que el ejemplar sacado para los 'selfies' ya estaba muerto, o casi, cuando se dejó ver. Otros, con remordimiento, insisten en que todavía se movía cuando fue encontrado.

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