​Vuelve Snake, más sigiloso que nunca

En 1998 Hideo Kojima sorprendía al mundo con ‘Metal Gear Solid’ una mezcla perfecta entre infiltración y épica, una aventura que pronto se convirtió en uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos y pasó a los libros de historia. Hoy, 17 años después y tras grandes secuelas que nunca llegaron a superar al original, Konami lanza la quinta entrega de esta saga, un desenlace que roza la perfección.

‘Metal Gear Solid V: The Phantom Pain’ convierte el universo de Kojima en un mundo abierto con una historia principal construida a través de capítulos y aderezada con numerosas misiones secundarias. El jugador se pone de nuevo en las botas del duro y aguerrido Snake, un soldado experto en misiones de infiltración con un pasado turbulento y un futuro incierto.

‘The Phantom Pain’ hará las delicias de aquellos que ya hayan disfrutado de las anteriores entregas, con una historia repleta de guiños a la saga. También es un gran juego para aquellos que nunca hayan probado un ‘Metal’, pero éstos, sin duda, se encontrarán más perdidos en su complejo argumento.

Esta quinta entrega de las aventuras de Snake lleva la infiltración a un nuevo nivel en el que todos los detalles, por pequeños que sean, han sido cuidados. Cada superficie sobre la que nos movemos emite un sonido único. No será lo mismo andar sobre tierra, asfalto o metal a la hora de evitar que los soldados enemigos oigan nuestros pasos cuando nos acercamos por detrás para neutralizarlos o someterlos a un persuasivo interrogatorio. Tormentas de agua o arena harán más sencillo movernos entre el enemigo sin ser detectados y podremos esperar a que anochezca, mientras nos fumamos un puro, para guarecernos en la oscuridad de la noche.

La planificación previa de la estrategia a seguir en cada misión será también clave. Escoger el equipamiento adecuado es imprescindible, desde las armas hasta el color del uniforme, dependiendo del lugar del mundo en el que vamos a actuar. Asimismo, al estar ante un mundo abierto, la aproximación al área de la misión es de 360 grados. Tras recorrer kilómetros de desierto o selva a lomos de su caballo o en un ‘Jeep’ robado, Snake buscará un punto elevado desde el que hacer un reconocimiento del terreno y los enemigos con sus prismáticos antes de lanzarse sobre ellos.

Además, la infiltración no es el único método de cumplir una misión en ‘MGS V’. Si, a pesar de nuestro sigilo, el enemigo nos detecta o, simplemente, si queremos entrar a saco y acabar con todo el que se nos ponga por delante, podremos hacerlo sin problema. Cada misión tiene una y mil formas de ser cumplida y será el jugador quién decida en todo momento.

El apartado gráfico tanto durante el juego como en las cinemáticas es intachable, aunque existen algunos molestos momentos de cargar entre estos. Cada pequeño pormenor ha sido cuidado hasta componer un complejo conjunto de luces, texturas y movimientos que conforman un todo que fluye de forma natural.

Un mundo inmenso por descubrir

El universo creado por Kojima para ‘The Phantom Pain’ es sencillamente gigantesco y, en ocasiones, abrumadoramente inabarcable. El juego permite pasar de puntillas sobre la historia , cumpliendo las misiones principales pero sobre todo hará disfrutar a los jugadores más perfeccionistas y a aquellos que deseen invertir docenas de horas en intentar lograr la partida perfecta. Además de los diálogos durante las misiones y las cinemáticas que las salpican, existen decenas de cintas con horas de grabaciones que tejen el subtexto de esta aventura.

Por si esto fuera poco, el jugador deberá crear su propio ejército de paramilitares alojados en la ‘mother base’, una base central de operaciones ubicada en una serie de plataformas en medio del océano desde la que se despliegan las misiones y con la que se van obteniendo mejoras en armamento y habilidades especiales.

En definitiva, ‘Metal Gear Solid V: The Phantom Pain’ es un juego inmenso, un digno final para una gran saga y sin duda el mejor juego de infiltración que se haya hecho hasta la fecha.