El humor negro sigue jugando malas pasadas. Simular una decapitación del Estado Islámico ha costado el puesto de trabajo a seis empleados del HSBC que subieron a internet un vídeo de una la falsa ejecución. Según informa el tabloide 'The Sun', la grabación fue realizada durante una de esas soporíferas jornadas de promoción del trabajo en equipo. Los actores se lo tomaron tan en serio que ocultaron su rostro con capuchas. No quedó ahí la cosa. Se embutieron en trajes negros y vistieron al que hacía de víctima con el mono naranja con que los terroristas degüellan a sus víctimas. La reacción de la entidad financiera fue aplicar la disciplina a rajatabla. Puso a los trabajadores de patitas en la calle.

Los dirigentes del HSBC vieron una ignominia en la conducta de sus trabajadores, incompatible a todas luces con cualquier código ético. No es que la entidad sea un ejemplo de pulcritud moral, como se ha encargado de airear el informático Hervé Falciani, pero de puertas afuera conviene guardar las apariencias. Un portavoz del HSBC consideró que la actuación de sus empleados había sido "repugnante". Por este motivo pidió perdón por las "ofensa causadas", mea culpa que fue seguido de un ejemplarizante despido. La broma habría quedado dentro de la gamberrada del mal gusto si no fuera porque los amigotes colgaron las imágenes en Instagram. Con todo, no se sabe si arrepentidos o advertidos de su estupidez, borraron el vídeo poco después. Sin embargo, era demasiado tarde. Los sabuesos del 'The Sun' ya habían hecho unas capturas para inmortalizar a los cafres. Es cierto que los sedicentes miembros del Estado Islámico esgrimían una percha en vez de un puñal, pero los bromistas fueron con su gansada demasiado lejos. No contentos con hacer escarnio de los degollados por el EI, los bancarios gritaron 'Allah-u-Akbar' (Alá es grande), con lo que de paso se mofaron también del islam. Ya puestos, lo mejor es dar un toque de verosimilitud a la ficción.

Quien crea haber visto de todo en internet se equivoca. La última moda en la red es escandalizarse por todo. Lo sabe bien Ryann Uhler, quien publicó en Facebook que quería casarse con su perro, mensaje que iba acompañado de una foto con su mascota. Su jefe, que no entiende de sutilezas, cortó por lo sanó y también despidió al trabajador. Cuando se enteró de todo era una broma, el jefe no recapacitó sino que se mantuvo en sus trece. La gracia venía a cuento porque tras la sentencia del Supremo de EE. UU. que daba vía libre a los matrimonios gais, Uhler quiso hacer chanzas con el amor perruno. Pero hay gente que no está para bromas.