De senderismo por la Luna

Un científico del Instituto de Astrofísica de Canarias traza la primera ruta lunar para senderistas..

De senderismo por la Luna
De senderismo por la Luna
Reuters

Quién no ha soñado viajar a la Luna. Muy pocos la han pisado pero para aquellos que tengan la oportunidad de hacerlo en un futuro ya existe una ruta cartografiada para hacer senderismo por ella, concretamente en el cráter Aristarco.


El creador de esta ruta es Iñaki Ordónez Etxeberría, un topógrafo pamplonés que trabaja en el Observatorio del Roque de los Muchachos de la isla de La Palma. Ordóñez también es aficionado al senderismo y a comienzos de junio publicó un trabajo topográfico de la Luna que proponía ascensiones a picos y senderos -siempre con datos reales- en www.ssummon.com, una página web de montañismo en la que montañeros, escaladores y senderistas cuelgan y comparten rutas detalladas para que sean seguras. La página es aragonesa y, además, ha sido y es motivo de investigación por la Universidad de Zaragoza.


En este paseo lunar por el cráter Aristarco, Ordóñez cuenta con todo detalle los pasos a seguir para realizar con éxito esta ruta. Hoy en día todavía no es posible hacerla pero tal vez los senderistas del futuro lleguen realizarla. Mientras, este topógrafo da los primeros consejos antes de iniciar una excursión de nueve horas: “Una vez alcancemos una altura de entre 120 y 150 kilómetros sobre la superficie de la Luna, colocaremos nuestra nave en órbita y descenderemos con el módulo lunar directamente sobre el punto de inicio de la ruta en los 22º41’57’’N, 47º35’20’’W”.


Para esta ruta se recomienda “evitar llevar los antiguos modelos de trajes espaciales. Nuestra alternativa serán los Bio-Suits, más modernos, ligeros y que nos permitirán libertad completa de movimientos”.


También se advierte de que “aunque es posible que pudiéramos encontrar agua en la Luna ésta no será fácil de extraer y además la ruta por la que vamos a avanzar está muy alejada de los puntos en los que sería posible encontrar el hielo necesario para nuestro consumo”.


Otro de los aspectos a tener en cuenta son las partículas del regolito lunar porque son “ásperas, muy pegajosas, con aristas afiladas. Al regresar al módulo recordad eliminarlo completamente del traje lunar para evitar respirarlo, ya que puede provocar problemas respiratorios”.


El cráter Aristarco es una depresión formada por el impacto en la superficie lunar de un meteorito hace 175 millones de años, que originó un cráter en la corteza de alrededor de 40 km de diámetro, con paredes que se elevan más de 3.000 metros desde su fondo.


Se denomina así en honor a Aristarco de Samos, un astrónomo y matemático griego que “ya en el siglo III a. C. propuso entre otras cosas que era la Tierra la que daba vueltas alrededor del Sol y no al revés. Lo hizo siglos antes de que Copérnico expusiera la misma teoría y Galileo aportara las pruebas, ambos también con sendos cráteres lunares”, cuenta Ordóñez.


Una vez que se pisa la Luna, se inician las tres primeras horas de caminata en las que “habremos recorrido al menos 20 kilómetros y llegaremos a uno de los puntos clave de nuestra ruta: el área de pequeños cráteres de la región sur de Aristarco. Recordad que la gravedad en la Luna corresponde a una sexta parte de la terrestre, así que tendremos la sensación de pesar seis veces menos, pudiendo avanzar a más velocidad a la que solemos andar por la Tierra, y progresando en el trayecto con un menor desgaste físico", señala el topógrafo en su ruta.


Durante el paseo se pueden observar los campos de olivino, uno de los minerales que podemos encontrar en las rocas ígneas: “De hecho no es raro observar cristales de olivino en las regiones de nuestro planeta con reciente actividad volcánica (las islas Canarias son un buen y cercano ejemplo de esto)”, explica.


Antes de finalizar el recorrido y volver al módulo lunar, merece la pena “echar un vistazo al cielo oscuro para recrearnos con la visión estrellada del firmamento aunque estemos en pleno día lunar. Es una de las ventajas de visitar mundos sin atmósfera, y no querremos desaprovecharla”. Aunque vivir esta experiencia es algo que todavía queda lejano, rutas como la que acaba de trazar Iñaki Ordóñez ayudan a divulgar conocimientos científicos sobre este satélite natural y ponen, cada vez más, la Luna al alcance de la mano.