El Pilar, testigo del Encuentro más doloroso de la Semana Santa zaragozana

Jesús Camino del Calvario y la Virgen de los Dolores volvieron a verse frente a la Basílica.

El Pilar, testigo del Encuentro más doloroso de la Semana Santa zaragozana
El Pilar, testigo del Encuentro más doloroso de la Semana Santa zaragozana
L. Uranga

Los miles de fieles que aguardaron la llegada de la media noche en la plaza del Pilar volvieron a ser testigos del Encuentro entre la Virgen de los Dolores y Jesús Camino del Calvario, en uno de los momentos más distinguidos de la Semana Santa zaragozana.


Un tierno y emotivo acercamiento que lleva celebrándose desde 1941 y que la Orden Tercera (antecesora de las actuales cofradías) ya propiciaba años atrás.


Pasaban las 21.30 del Miércoles Santo, cuando unos 300 miembros de la Hermandad de San Joaquín y la Virgen de los Dolores partían de la iglesia de San Cayetano, para tomar la calle Manifestación e iniciar un tramado de más de tres horas que contó con imágenes de especial belleza en la calle Don Jaime I y Cuéllar, aunque no comparables con lo que después esperaba frente a la Basílica del Pilar. 


"Me gusta ver esta procesión en cualquier emplazamiento, pero lo más bonito es el instante del encuentro. Impresiona mucho", comentaba, en el tramado de la calle Mayor, Antonio López, madrileño que lleva "muchos años" viniendo a la capital aragonesa para vivir en primera persona la Semana Santa.


A la misma hora (21.30), los aproximadamente 400 cofrades de Jesús Camino del Calvario, arrancaban desde la iglesia de Santa Engracia hacia la plaza de los Sitios, para continuar por la plaza de San Miguel, la calle Coso, Méndez Núñez y Alfonso I, antes de entrar en la bandeja de la plaza del Pilar.


Ambas procesiones se desarrollaron con el respeto y la solemnidad que las caracterizan, al serio compás de los tambores y los bombos y ante la atenta mirada de quienes se agolparon a lo largo del itinerario. "Cada Miércoles Santo salgo a la calle y hace años que no veía tanta gente para ver esta procesión", indicaba Adela Rosales, a las puertas de Santa Engracia, mientras los integrantes de Jesús Camino del Calvario terminaban de colocarse bien sus atuendos.


"Siempre trato de avanzar por la calle Alfonso hasta el Pilar junto a la Cofradía de Jesús Camino del Calvario. Hay que vivir esto al menos una vez en la vida", señalaba Roberto Gracia, de 72 años.


Conforme se acercaron las 00.00, el perímetro de la monumental plaza de la Basílica, marcado con vallas de seguridad, comenzó a llenarse de personas que, bajo un fuerte viento, esperaban expectantes el último avance de las cofradías. "La Dolorosa entrará por nuestra derecha, junto a la Seo", adelantaba uno de los presentes.


Recién cumplida la hora esperada, dos representantes de las agrupaciones se fundieron en un caluroso abrazo, dando paso al encuentro de las imágenes que les representan entre toques de tambor y bombo. Cuando la Virgen de los Dolores y Jesús Camino del Calvario, al fin, volvieron a enfrentar sus rostros, el sonido de las cornetas resonó para mayor emoción de los fieles.


Un año más, el Santo Encuentro se adentró en el corazón de la Semana Santa de Zaragoza, que volvió a poner la mirada en la belleza de la imagen de Cristo caído en tierra buscando el apoyo de su madre.