De Balaka a Zaragoza gracias al empuje de otros niños

Symon, un niño de Malaui, fue operado en el Hospital Infantil de una severa cardiopatía gracias a una ONG cuyos socios son también menores.

De Balaka a Zaragoza gracias al empuje de otros niños
De Balaka a Zaragoza gracias al empuje de otros niños

Symon inició el pasado 8 de enero el que ha sido hasta ahora el viaje más largo de su vida. Mucho más que los cuatro kilómetros que tiene que recorrer cada día a pie desde el distrito de Balaka en Malaui, donde vive, hasta su escuela.


Symon tiene 15 años, aunque la cardiopatía que padece desde pequeño debido a unas anginas mal curadas ha mermado su desarrollo y apenas aparenta 10. Su estado se había deteriorado hasta el punto de condicionar su vida irremediablemente. Cada vez más fatigado, necesitaba una operación a corazón abierto que en su país era imposible de realizar.


Este jueves, Symon recorría las calles de Zaragoza, como cualquier chaval de su edad, aunque asombrado por las fuentes y los edificios junto a su tía y su familia de acogida tras implantarle en el Hospital Infantil una válvula biológica que le ayuda a llevar una vida normal.


Entre estos dos momentos se encuentran casi 10.000 kilómetros de distancia y la colaboración de varias personas y entidades, impulsadas en Aragón por la ONG Infancia Solidaria, una organización cuyos socios colaboradores son menores de edad -lógicamente, con el apoyo de sus padres- y que desarrolla un proyecto para ayudar en España a niños que no pueden ser operados en sus países, además de otros programas en los que sacan de la rutina a los menores que están ingresados en los hospitales.


El caso de Symon es el primero promovido por esta pequeña ONG en Aragón después de atender más de 175 solicitudes en toda España. La voz de alarma fue dada por Carmen González, una pediatra española residente en Malaui que al ver la imposibilidad de tratarle en su país de origen comenzó a buscar fórmulas para, literalmente, salvarle la vida.


“Probablemente Symon hubiera muerto pronto de no haber funcionado todo tan bien”, relata por correo electrónico desde la ciudad de Blantyre la médico, que llegó a este país del sur de África en 2012 con un proyecto de investigación de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool.


Como otros tantos médicos extranjeros residentes en Malaui, González colabora con la sanidad pública del estado. “Aunque el nivel científico de los pediatras aquí es muy bueno los medios no acompañan” explica.


Allí, con la colaboración de otra ONG (Friends of the Sick Children in Malawi) asociada al Queen Elizabeth Central Hospital, donde trabaja, Carmen consiguió ponerse en contacto con Infancia Solidaria e iniciar el largo proceso burocrático y afrontar los gastos que supone sacar a un menor del país.


Mientras tanto, en Zaragoza, Pilar Alejandro, madre de Jorge, Ignacio y Eduardo, socios de Infancia Solidaria, y su hermana Susana, coordinaban que Symon pudiera ser operado en España. La DGA autorizó la operación una vez que hubiera disponibilidad en cirugía del Hospital Infantil, y Pilar encontró un padrino -Obra Social Ibercaja- que se hizo cargo de los vuelos de Symon y su tía Esther desde Malaui.


Symon fue operado el pasado 10 de marzo por el equipo de profesionales del hospital zaragozano. La intervención fue todo un éxito, y el pequeño vuelve a recobrar poco a poco la sonrisa y la vitalidad de un chico de su edad.


“Cuando llegó apenas podía andar 50 metros sin fatigarse, llevaba varios meses sin ir a la escuela porque no podía recorrer los kilómetros que tenía que andar. Ahora no deja de sonreír al ver que puede empezar a moverse con normalidad”, explica Pilar Alejandro, madre de acogida del pequeño Symon en Zaragoza.


Tras comprobar que todo está en orden, Symon y su tía volverán a Malaui el próximo cuatro de abril, donde podrá volver a ir a su escuela. Los médicos han decidido implantarle una válvula biológica ya que las mecánicas requieren de un tratamiento continuado de sintrom y no hay garantías de que en su país reciba siempre las dosis adecuadas.


Su historia, no obstante, es la excepción. Symon fue seleccionado desde Malaui para buscar una salida en Europa debido a que con su situación aún podía resistir unos meses. “Teníamos que seleccionar a un paciente con un problema que pudiera ser corregido con cirugía pero que no estuviera críticamente enfermo... es decir, que pudiera esperar todo el tiempo necesario para arreglar todos los trámites y el viaje”, señala desde Malaui la médico Carmen González, que cuenta que las cardiopatías son comunes en este país del sur de África.