El 'boom' del cigarrillo electrónico se diluye un año después de su explosión

Solo en Zaragoza se abrieron más de 20 establecimientos, de los cuales al menos 5 han cerrado.

Cigarrillo electrónico
Cigarrillo electrónico
Mariano Castejón

Con la misma rapidez con la que se va el humo que genera, la práctica del 'vapeo' se diluye apenas un año después de que la gran mayoría de las capitales de provincia comenzaran a ver nacer multitud de tiendas dedicadas al mundo del cigarrillo electrónico. Calificada por algunos como moda pasajera, lo cierto es que la nueva gama de cigarrillos de vapor lanzados al mercado, junto a un extenso sistemas de franquicias, enganchó desde el principio a los fumadores (o no) aragoneses.


Entre principios del pasado verano y el mes de octubre se estima que Zaragoza vio nacer una veintena de tiendas de este tipo. Establecimientos dedicados específicamente a este producto que, desde Navidad, han visto cómo el consumo se ha resentido debido a la relajación de la demanda y a la multitud de declaraciones que han puesto en duda su supuesta inocuidad.


Solo durante 2013, según un informe elaborado por la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE), los aragoneses se gastaron casi un millón de euros en estos nuevos dispositivos, que funcionan con líquidos que pueden contener o no nicotina, y cuyo coste de inicio oscila entre los 20 y los 50 euros.


En concreto, en la capital aragonesa han cerrado sus puertas al menos 5 de estas tiendas, quedando las restantes en situaciones dispares. "Hubo un momento entre septiembre y noviembre en el que abrieron muchas tiendas, quizás demasiadas, y salieron un montón de puntos de venta en el que se ofrecían los cigarrillos electrónicos sin tener una formación adecuada para poder informar al cliente como es debido", comenta Nuria, dependienta de 'VapeSmoke' Zaragoza, tienda situada en el centro de la capital que afirma haber notado el descenso de ventas, aunque, al estar en el centro, de un modo inferior a los establecimientos situados en barrios o en los centros comerciales, como en Puerto Venecia, donde se ha producido uno de los cierres.

Sin regulación específica por el momento

Y es que, según explican desde la ANCE, el sector está notando de igual modo la "campaña de desprestigio que se está lanzando desde el colectivo médico", como la adecuación de la oferta a la demanda real de 'vapeadores'. "Se han creado muchas tiendas, y puede que algunas poco profesionales, por lo que el sector se está estabilizando. Seguramente después de un tiempo acaben quedando las tiendas más preparadas y las que ofrezcan el mejor producto", valoran desde la Asociación, donde se está trabajando en una normativa interna que regule su venta debido al vacío que aún existe.


A día de hoy, a espera de una Directiva Europea que verá la luz en 2016, cualquier comercio puede ofrecer toda la gama de productos que engloba el mundo del cigarrillo electrónico. Desde una panadería hasta un estanco, o incluso tiendas de ropa, lo que critican los 'pioneros' del sector. "Yo por ejemplo hice un curso antes de comenzar a vender", explica la dependienta de 'VapeSmoke'. Además, el Gobierno modificó en febrero la Ley de Consumo estableciendo que el cigarrillo electrónico no estaría permitido en algunos espacios público cerrados, así como en colegios o centros sanitarios, una circunstancia que comparte la ANCE, quien no ha puesto peros a la nueva regulación.