Tecnología

Innovación contra la amenaza del Gran Hermano

Con los nuevos avances de las 'ciudades inteligentes' se abre el debate entre seguridad y privacidad.

Exhibición de Smart Cities en Tokio
Innovación contra el Gran Hermano
AFP

La gran capacidad de innovación de la mayoría de los ciudadanos impide el dominio de un Gran Hermano en las ciudades conectadas tecnológicamente, garantiza el gurú de las nuevas tecnologías Shinya Kukita, uno de los principales impulsores de las llamadas "smart cities" (ciudades inteligentes).


El desarrollo de estas tecnologías en ciudades como Barcelona y ahora en las localidades que albergarán el Mundial de fútbol en Brasil abre el debate: seguridad frente a privacidad; cámaras e instalaciones que mejoran la vida en los grandes núcleos urbanos o una senda hacia el control de la ciudadanía.


"Una ciudad no será más segura por el número de cámaras de vigilancia que se coloquen, sino por cómo perciba la gente esa seguridad", declara Kukita a Efe, aludiendo a uno de los puntos más polémicos en los proyectos de ciudades inteligentes.


En opinión del ingeniero jefe de la multinacional Nec, la privacidad no se verá afectada en un futuro cercano pese a la instalación de esos dispositivos, aunque añade que a veces "elegimos mostrar más información de nosotros mismos" de la que se puede obtener a través de esos mecanismos, en alusión a instrumentos como Facebook.


A modo de matiz técnico, subraya que los sistemas de videovigilancia, con la excepción de las áreas de seguridad como los bancos, no registran los rostros de los ciudadanos, sino que buscan modelos de conducta que pueden ser peligrosos.


"Utilizar este sistema para controlar a los ciudadanos a través de sus rasgos físicos sería extremadamente ineficaz", dice el ingeniero, considerado referencia mundial en el desarrollo de la tecnología aplicada en las "smart cities", en una entrevista que concedió a Efe en Río de Janeiro, donde participó esta semana de la Futurecom, la mayor feria latinoamericana de telecomunicaciones.


En este sentido, aborda sin tapujos otra de las cuestiones más peliagudas de su trabajo: el juicio sobre esos patrones de comportamiento que es desarrollado por máquinas, no por humanos, algo que comprende que para algunos ciudadanos puede resultar "escalofriante".


Sin embargo, Kukita asegura que dicho juicio está más allá de una simple mejora en la labor de los ordenadores, ya que "de un modo u otro estamos viendo esas actividades mejoradas, como se observa en los coches que hoy aparcan solos sin mayor problema".


Otra de las tecnologías que Kukita ha desarrollado en los últimos años como principal implementación para las ciudades inteligentes es el llamado "Big Data", una sistema de almacenamiento de los datos generados por las ciudades inteligentes "en la nube".


Sobre esta cuestión también se abren interrogantes de seguridad, al quedar en un espacio indefinido para la mayoría de los ciudadanos muchos datos individuales de carácter personal.


Kukita también comparte esa preocupación y reconoce que se trata de un "asunto delicado" porque afecta a la privacidad y ante el que no se puede responder "con un sí o un no".


En su opinión, cuanta más información sea proporcionada mediante este sistema, más beneficios obtendrán los ciudadanos.


"Creo que en un futuro cercano, cuando los ciudadanos observen las ventajas que ofrece, muchos querrán emplear el sistema, pero por supuesto debe tratarse de una elección individual", sostiene.


Asimismo, considera que el concepto será entendido por más gente cuando comience a ser implementado en diferentes niveles en función de la información que es proporcionada.


Desde la ciudadanía, también han surgido movimientos que pretenden emplear el sistema de Big Data para una democracia más limpia, ya que la posibilidad de acceder a los datos generados por los gobiernos favorece el control de sus actividades.


Para Kukita, esa función también resulta posible gracias al Big Data, ya que se pueden observar "las actividades de los gobiernos" lo que, a su juicio, es "una preocupación enorme porque los ciudadanos no confían en ellos y demandan que dichas actividades sean más abiertas".


En esos casos, "los sistemas de Open Data -datos abiertos- pueden ser usados para comprobar que el gobierno está haciendo las cosas adecuadas".


En cualquier caso, en ocasiones "pedimos a la tecnología que haga lo que nosotros no hacemos", concluye.