La actriz Lindsay Lohan ya ha ingresado en un centro de rehabilitación y lo ha hecho a cambio de evitar la cárcel. El motivo es que ha sido denunciada por las autoridades de 'Los Ángeles' por mentir, obstruir el trabajo policial y conducción temeraria, en relación a un accidente de tráfico en el que su Porsche chocó contra un camión mientras se dirigía a un rodaje.

En sus declaraciones, afirmó que ella no conducía el coche, algo que se demostró que era falso y que le ha costado el ingreso a la clínica, 18 meses de terapia psicológica y 30 días de servicios comunitarios. Si no cumple a rajatabla estas responsabilidades, ingresará 180 días en prisión.

Por eso, Lindsay Lohan preparaba ayer las maletas para entrar en el centro, colgó una foto en su Instagram organizando su ropa y adjuntó el texto: '90 días y 270 looks'.

Poco después retiró la imagen, tal vez porque lo pensó mejor y la idea de llevarse tantos modelitos para lucirlos en un centro de rehabilitación no le convenció. En todo caso, lo que está claro es que hasta recuperándose pretende estar fashion.

Una recuperación que está previsto que finalice en agosto, en la clínica Morningside Recovery, en Newport Beach (California). La elección de esta clínica ha sido porque se permite fumar, que para Lindsay era una necesidad primordial.

Sus antecedentes

La actriz no se caracteriza precisamente por ser una chica tranquila y su historial no le avala, el alcohol y sus problemas al volante le acompañan desde su adolescencia.

En 2005, siendo menor de edad, ya asistía a reuniones de Alcohólicos Anónimos, reconocía ser bulímica y las drogas eran parte de su vida.

En 2007, confesó ser culpable de nada más y nada menos que cinco cargos por conducir borracha, a lo que se le suman dos atropellos y el robo de un abrigo de visón. Desde entonces, los ingresos a centros de desintoxicación han sido continuos, e incluso ha llegado a pasar varios días entre rejas.