Galardones

Belloch apoya al Banco de Alimentos para el Príncipe de Asturias

El alcalde de Zaragoza apoya la presentación de la candidatura de la Federación Española de Bancos de Alimentos al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, apoya la presentación de la candidatura de la Federación Española de Bancos de Alimentos FESBAL, en la que se integra el de la capital aragonesa, al premio Príncipe de Asturias de la Concordia.


El alcalde ha dirigido una carta a la Fundación Príncipe de Asturias destacando "la magnífica labor" del personal voluntario que trabaja en la capital aragonesa que, "con su entrega diaria, es alivio para nuestros vecinos más necesitados y ejemplo de solidaridad para todos los ciudadanos".


En su misiva, Belloch considera que la concesión del premio al Banco de Alimentos "serviría de inspiración para toda la sociedad española y para el mundo entero".  Así lo ha manifestado el alcalde durante la visita que ha realizado a las instalaciones de la entidad, que tiene su sede social en unas naves de Mercazaragoza, cedidas en 2008 por el consistorio zaragozano, informa el Ayuntamiento en una nota de prensa.


El alcalde de Zaragoza ha recorrido los 500 m2 de espacio destinado al almacenaje, los 120 m2 de instalaciones frigoríficas y los 25 m3 de la cámara congeladora, que han permitido distribuir en 2011 un total de 1.627.668 kilos de comida (un equivalente monetario de 2,1 millones de euros) a cerca de 20.000 personas a través de 30 entidades benéficas.


En este trabajo, en el que confluye la generosidad de las 60 entidades que realizan aportaciones al banco y de particulares, destaca la labor de 40 voluntarios, profesionales jubilados en su inmensa mayoría, que hacen posible el funcionamiento de esta iniciativa.


Con su respaldo, el primer edil de Zaragoza avala la iniciativa del presidente de Carrefour España, Rafael Arias Salgado, quien propuso a la Federación Española de Bancos de Alimentos como candidata al premio junto con las conferencias de San Vicente de Paúl.


El Banco de Alimentos es una iniciativa solidaria que acumula una trayectoria de quince años, de los que diez han sido en forma de fundación y desde el mes de marzo como Banco de Zaragoza, desgajado del de Huesca y Teruel.


El Banco recibe alimentos de los mayoristas que trabajan en Mercazaragoza, que deciden entregarle sus excedentes, de los cursos de formación de Mercazaragoza, de los supermercados, de empresas agroalimentarias, de las colectas que se hacen en las tiendas en las que los particulares pueden participar con entregas puntuales, de los hortelanos locales, de transportistas y a través de los excedentes del Fondo Español de Garantía Agraria.


Esta organización, como las otras 52 que existen en diferentes puntos de España, no trabaja de manera directa con los particulares, sino que distribuye los alimentos donados a las instituciones, ONG y comedores sociales (El Carmen, el Refugio, San Antonio, Siervas de María, Siervas de Jesús), que se encargan de llegar hasta las personas que puedan atravesar situaciones de necesidad.


Para poder cumplir su finalidad solidaria, el Banco se sirve de una sencilla estructura laboral, compuesta de un administrativo y un conductor, y por la red de voluntarios, (en torno a 40 personas, jubiladas en su mayoría) que hacen posible que el trabajo salga adelante.


También de las aportaciones económicas de las instituciones, entre ellas el Ayuntamiento de Zaragoza, de entidades financieras, empresas y socios particulares, que se orientan al mantenimiento de su infraestructura. Los responsables del organismo zaragozano constatan que la crisis está aumentando la demanda (según el informe de Cáritas de 2012, la tasa de pobreza relativa alcanza al 13,6% de la población de Aragón, mientras que la tasa de pobreza severa es del 4,96%), pero también ha aumentado la solidaridad pues en 2011 se consiguió un 33,5% más de donaciones de alimentos que en 2010.

Los bancos de alimentos, surgieron en Madrid y Barcelona alrededor de 1987 -en Zaragoza, en 1994- siguiendo la estela de una iniciativa similar que se gestó en Estados Unidos en 1967 para aprovechar los excedentes de producción o los productos descartados por defectos de envasado.


Un informe de la UE dice que los europeos tiran al año 89 millones de toneladas de alimentos comestibles, que suponen una media de 179 kilos por habitante y año.