Tercer Milenio

En colaboración con ITA

«El verdadero premio es participar y disfrutar resolviendo los enigmas y aprendiendo»

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Carmen Jiménez y Víctor Roda se acercaron a HERALDO a por sus camisetas
enigmas moleculares
JAVI BONA

Víctor Roda, Asun Sanz y Mª Carmen Jiménez descubrieron a Antoine de Lavoisier tras el enigma molecular de julio. Todos coinciden en lo entretenidos que les resultan los enigmas moleculares de Tercer Milenio. «El premio está bien, pero el verdadero premio es participar y disfrutar resolviendo los enigmas y aprendiendo», comenta Víctor. Carmen también asegura que «la mayor recompensa está en la satisfacción de encontrar la respuesta».


Víctor Roda es profesor de secundaria en el colegio Juan de Lanuza de Zaragoza, donde imparte Física y Química, Matemáticas y asignaturas afines. Nació en Garrapinillos hace 40 años y es licenciado en Ciencias Químicas. Por eso dice que la ciencia le interesa «desde siempre porque me gusta saber por qué ocurren las cosas».


Es fiel participante de nuestros enigma moleculares, solo se perdió el primero de ellos. A partir del segundo, del que se enteró a través de Twitter, se 'enganchó' y no ha podido parar. «El concurso me parece fantástico. Es una lástima que no haya sabido transmitir esto a mis alumnos, de los cuales solo uno ha participado. A ver si en el próximo curso...». Pero esta no es la única actividad del Año Internacional de la Química de la que ha disfrutado. Además de acudir a la convocatoria de Ibercaja Zentrum con 'Química en la plaza', participó con 16 de sus alumnos en el Global Water Experiment, el experimento global del Año Internacional de la Química (AIQ). Midieron el pH y la concentración de sales de diversas muestras de agua y fueron colocando los resultados sobre un mapa. Además, en colaboración con un profesor y un grupo de alumnas de Alcoy, han presentado una actividad al AIQ, un blog que quedó semifinalista en el Premio Internacional Educared: 'Rodeados de química'.


Asun Sanz es de un pueblo de Teruel llamado Aguatón. Tiene 32 años y es ingeniera química; trabaja en Utrillas en una fundición. Le interesa la ciencia porque cree que «está en cada rincón de nuestra vida cotidiana y me sirve para mi trabajo».


El concurso, que conoció a través de HERALDO DE ARAGÓN, le ha parecido «interesante y curioso» y valora el premio -una camiseta divulgativa de Big Bang Ciencia- como «una buena forma de dar a conocer y compartir con tla gente que está a tu alrededor sucesos clásicos y no tan clásicos del mundo científico». En el enigma de julio, las pistas le parecieron muy buenas, por lo que «tras leer alguna página sobre el tema y limitar más acerca del personaje, no fue demasiado difícil».


Carmen Jiménez nació el Ólvega (Soria), tiene 52 años, es maestra y da clases de Ciencias Naturales en el primer ciclo de ESO del IES Félix de Azara de Zaragoza. Nos cuenta que «trato de despertar en mis alumnos el gusto por descubrir los conocimientos y no tener miedo a la ciencia». Y es que la ciencia le interesa personal y profesionalmente «porque nos ayuda a comprender mejor el mundo en que vivimos».


Encuentra el concurso Enigmas moleculares «muy interesante, porque despierta el gusanillo de la curiosidad». Respecto al enigma de Lavoisier, «tenía alguna pista porque recordaba haber leído algo sobre el tema en un libro de divulgación científica que me resultó muy interesante ('Una breve historia de casi todo', de Bill Bryson) y solo tuve que confirmar datos».


Los tres valoran muy positivamente Tercer Milenio. A Víctor le parece «un medio muy interesante para la divulgación científica a nivel general, y más todavía cuando nos mantiene al día de la actualidad científica en Aragón». Para Asun, «es una forma de informarse de las últimas investigaciones más importantes para la ciencia y dar a conocer nuevas ideas que necesitan apoyo económico para llevarlas a cabo». Carmen cree que «es un buen suplemento de ciencia, lo sigo habitualmente, me enseña, me informa y me ayuda profesionalmente. Me parece muy interesante su labor porque estoy convencida que la divulgación de la ciencia permite comprender lo cotidiano, y la explicación de lo cotidiano puede motivar a querer aprender más de ciencia, y a mí esa tarea me interesa y me compete».