Un estudio fija la forma de ser madre con seguridad cuando se afronta un cáncer

La terapia hormonal que busca evitar una recaída puede suspenderse con garantías hasta dos años.

Las mamografías preventivas son clave para detectar el cáncer de mama.
Un estudio fija la forma de ser madre con seguridad cuando se afronta un cáncer
E.P.

El momento de mayor ilusión y esperanza en la vida de una mujer puede acabar convertido en el más dramático. Unas 150 se ven cada año en España en la tesitura de tener que afrontar al mismo tiempo un embarazo y un diagnóstico de cáncer. Los actuales protocolos suelen permitir superar con éxito ambos desafíos. Pero un amplio grupo internacional, con la participación de 18 hospitales españoles, los ha revisado y ha dado a conocer los primeros resultados de ese trabajo. La mayor novedad del documento es la certeza de que la terapia hormonal de mantenimiento -que busca evitar una recaída- es posible interrumpirla sin riesgo si se busca quedarse embarazada tras haber afrontado una enfermedad oncológica.

El avance que aporta el estudio es de tal calado que se ha publicado en 'New England Journal of Medicine', una de las revistas científicas de mayor impacto internacional. Promovido por la fundación española de cáncer de mama Geicam y el grupo de investigación en oncología Solti, el trabajo ha contado con la participación de hospitales de 20 países, entre los que figuran 72 mujeres de 18 centros españoles.

Una de cada 3.000 gestantes recibe la noticia de que padece un tumor, generalmente de mama (25%), pero también de cuello de útero, con una frecuencia similar, leucemias (15%) o linfomas (10%). A esa cifra se suman las muchísimas supervivientes que buscan el embarazo cuando aún reciben tratamiento contra el cáncer.

El estudio 'Positive', que así se llama, ha traído buenas noticias para estas mujeres. El trabajo ha demostrado que pausar durante un tiempo esa terapia endocrina con el fin de favorecer el embarazo y la lactancia no incrementa el riesgo de recaída a corto plazo en pacientes jóvenes con cáncer de mama hormonosensible.

Bajo control médico, el tiempo máximo durante el que podría suspenderse el tratamiento sería de dos años, suficiente para planificar el embarazo, vivirlo y amamantar al bebé. La coordinadora del estudio en España, Cristina Saura, jefa de la unidad de cáncer de mama del hospital Vall d'Hebron, añade que la investigación avala la importancia y la necesidad de preservar la fertilidad antes de que comience la terapia oncológica. En este supuesto, la planificación resulta especialmente importante porque, según explica, la terapia endocrina no puede suspenderse hasta que hayan transcurrido al menos 18 meses de tratamiento.

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