La farmacia "bazar" a debate: menos negocio y más medicina
Profesionales denuncian el "negocio de la salud", lleno de "promesas falsas" con las que solo se busaca la mayor rentabilidad.
Las farmacias son empresas privadas y como tal su fin es obtener beneficio, y en ese afán de hacer caja "se han convertido en bazares que ofrecen una retahíla de productos de escasa utilidad terapéutica". Lo cuentan a EFE Felipe y Raúl de la Fuente, dos profesionales sanitarios autores de 'De venta en farmacias', libro que abre el debate sobre la farmacia pública.
Vitaminas, complementos alimenticios, crecepelos, colágeno, cremas para reparar el ADN, homeopatía y hasta cúrcuma son algunos de los productos que las farmacias ofertan con "promesas falsas" porque carecen del poder que se les atribuye pero consiguen máxima rentabilidad.
Es la opinión de Raúl de la Fuente, graduado en nutrición por la Universidad de Valencia y profesor de FP, y de su hermano Felipe, licenciado en Farmacia y con una trayectoria de farmacéutico adjunto en diferentes oficinas.
La experiencia personal de estos dos profesionales les llevó a escribir este libro, publicado por la editorial Sine Qua Non, en el que denuncian el "negocio de la salud", cansados de ver los "milagrosos anuncios que inundan las farmacias con promesas imposibles de cumplir como devolverte a los 18 años, eliminar la celulitis o reducir dos tallas de cintura durante la noche".
Respecto a las dietas, Raúl de la Fuente insiste en que deben ser individualizadas y corresponden a los nutricionistas. Sin embargo, en farmacia se ofrecen dietas estándar y se venden complementos alimenticios para adelgazar.
Este nutricionista recuerda que la pérdida de peso se logra por la reducción de la ingesta y con ejercicio "y no por los beneficios que se achacan a esos productos", en general nada saludables.
Sobre el 'boom' de las vitaminas, afirman que los suplementos no han demostrado eficacia para mejorar la fatiga o la cognición, ni previenen el cáncer ni mejoran la depresión y deben de ser pautados por un facultativo.
Reconocen que las 22.000 farmacias que existen en España están en su derecho de querer sacar rentabilidad, pero pese a no poder ser acusadas de fraude, caen en el "engaño" al vender compuestos de "eficacia no probada".
Farmacéutico: ¿para esto estudié una carrera?
Los hermanos de la Fuente recuerdan que en la universidad los estudiantes aprenden a distinguir entre lo que está probado científicamente y lo que no, y a valorar la salud pública, pero cuando entran en el mercado laboral les queda claro que lo que se demanda es un licenciado que sea buen comercial, sepa de cosmética y moverse en las redes.
Entonces se produce el choque y es cuando el graduado se pregunta qué diferencia hay entre trabajar en una farmacia o ser un vendedor. Al final prima la compra diaria y ser un profesional sanitario pasa a segundo plano.
Sobre la credibilidad del consejo farmacéutico, Raúl de la Fuente considera que no se puede generalizar, ya que hay muchos tipos de farmacéuticos: "gente buena, mala y regular, y no se puede desconfiar de todos más cuando la farmacia es el único sitio donde comprar un tratamiento".
Farmacia pública
Con este libro sus autores quieren abrir el debate sobre la farmacia pública, que en España es un modelo que existe en el ámbito militar y hospitalario.
Se trata, dicen, de extender a la farmacia un modelo no mercantilista, que desligue la salud de la economía y restrinja la farmacia a la venta de medicinas.
