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¿Por qué la inmunización de la vacuna de la gripe dura solo un año?

Un nuevo estudio ofrece una visión de cómo se podría mejorar la longevidad de la próxima generación de vacunas.

La vacuna de dosis alta ('Fluzone High-Dose') fue aprobada en 2009 por la agencia norteamericana del medicamento.
Imagen de archivo de una vacuna.

Científicos de la Universidad de Emory, en Estados Unidos, han descubierto la razón de por qué la inmunización que confiere la vacuna de la gripe tiene tan poco recorrido. Se debe a que las células plasmáticas de la médula ósea específicas para la gripe -responsables de mantener el nivel de anticuerpos protectores después de una vacuna contra la gripe- son de corta duración, y disminuyen a sus niveles previos a la vacunación en un año, informan en la revista 'Science'.

Si bien los hallazgos ayudan a explicar la persistencia deslucida de la respuesta de anticuerpos que se observa a menudo en la vacunación anual contra la gripe, al mismo tiempo el nuevo estudio ofrece una visión de cómo se podría mejorar la longevidad de la próxima generación de vacunas.

Lo ideal sería que una vacuna eficaz estimulara la inmunidad de adaptación del cuerpo para producir anticuerpos específicos contra los patógenos, lo que dotaría al individuo de una protección duradera contra futuras infecciones. En el caso de muchas vacunas, los niveles de un nuevo anticuerpo alcanzan su punto máximo en los meses siguientes a la vacunación y descienden a un "nivel de meseta" que puede mantenerse durante décadas.

Sin embargo, éste no es el caso de las vacunas contra la gripe común; los niveles de anticuerpos y la inmunidad protectora disminuyen rápidamente después de cada vacunación estacional.

En un novedoso estudio clínico que abarcó ocho temporadas de gripe y 53 participantes, el investigador Carl Davis, de la Universidad de Emory, y sus colegas rastrearon la producción y el mantenimiento de las células plasmáticas de médula ósea específicas para la gripe (BMPC) después de la vacunación contra la gripe.

Recogieron muestras de médula ósea antes de la vacunación, un mes después de la vacunación y un año después de la misma, lo que permitió a los autores evaluar la respuesta de la vacuna a largo plazo y el mantenimiento de los anticuerpos. En el caso de algunos individuos, evaluaron esto durante varios ciclos de vacunación estacional.

Los resultados mostraron que la vacunación estimuló la generación de BMPC específicos para la gripe, que se presentaron en mayor número un mes después de la inmunización. Sin embargo, la mayoría de los BMPC recién formados se perdieron rápidamente, volviendo a los niveles anteriores a la vacunación en el plazo de un año. A pesar de ello, el equipo ha demostrado que un pequeño número persistió más de un año, lo que sugiere que la longevidad de las vacunas contra la gripe puede mejorar.

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