reportaje

Golpe de calor, máxima patología por temperatura elevada y de riesgo vital

Las personas que sufren este desarreglo padecen una hipertermia intensa, no sudan y alternan una conciencia en estado de coma, con la conciencia un poco alterada.

Una mujer se abanica para aliviar las altas temperaturas sufridas en Córdoba este fin de semana.

El golpe de calor es el exponente máximo de las patologías que una persona puede sufrir por estar expuesta a temperaturas extremas y supone un riesgo grave para la vida de la persona que lo padece.

De hecho, el 70% de las personas que lo sufren no consiguen superar la "triada clásica, tres síntomas que son muy típicos", que definen las situaciones que se suelen dar como consecuencia de las temperaturas excesivas sobre la salud, como señala Antonio Berlango, médico del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

Tal es así, que el único golpe de calor reconocido este año en la provincia cordobesa se atendió en primer término en un hombre de 35 años de edad que fue llevado por sus familiares al hospital cordobés en la madrugada del 11 de julio pasado, donde se le midió una temperatura de 42,5 grados, casi incompatible con la vida, según fuentes sanitarias que lo atendieron.

Este paciente continúa en la unidad de cuidados intensivos del Reina Sofía quince días después de que ingresase por urgencias, confirmaron fuentes hospitalarias.

En una conversación, Berlango perfila que las personas que presentan un golpe de calor tienen "una hipertermia muy intensa, no fiebre, porque en el golpe de calor se da un trastorno del centro termorregulador del cerebro y lo que hace es que el organismo sube mucho la temperatura y siempre tiene que tener más de 40 grados".

Anhidrosis

Una segunda parte de la triada de síntomas del golpe de calor consiste en la "anhidrosis, el enfermo no suda, está muy caliente pero no suda, es un síntoma muy malo", mientras que la tercera es "una alternación de la conciencia, en situación de coma o con la conciencia un poco alterada". El especialista pone énfasis en las diferencias "entre el golpe de calor de otras patologías influidas por el calor", ya que "el golpe de calor en sí es el exponente máximo de las patologías que un paciente puede tener por estar expuesto al calor", se trata de "muchas patologías intermedias, el agotamiento, te notas lacio, flojo, una serie de síntomas de que algo está ocurriendo".

De todas formas, "detectarlo en patologías intermedias puede ser más difícil, pero sí fácil de combatir, porque cuando tenemos unos determinados síntomas, vamos a organizarnos bebiendo líquido, que es fundamental para eliminarlo por el sudor, y evitar los ambientes muy calurosos, como el evitar la calle en las horas de máximo calor".

El Servicio Andaluz de Salud diferencia en sus estadísticas ambos niveles. Así, el pasado año se atendieron por urgencias en el Hospital Universitario Reina Sofía diecisiete patologías que fueron diagnosticadas como golpe de calor y otras 75 relacionadas con el calor, como agotamientos, síncopes o calambres, mientras que en el ámbito de la atención primaria, se dieron veinticuatro golpes de calor y diecinueve consideradas otras patologías relacionadas con el calor.

Más habitual en mayores

Hay un elemento que se une a la triada, destaca Antonio Berlango, que es el que "la mayoría de los pacientes que llegan a hipertermia son ancianos y debilitados y eso ya nos está informando de que son pacientes que habitualmente tienen ya un cierto deterioro cognitivo y no están capacitados física o psíquicamente para defenderse del calor".

La sucesión de hechos que describe pasa porque "empieza a hacer calor, no bebe agua a lo mejor, no buscan un ambiente más refrescado en su casa y los familiares o no viven con ellos o no están suficientemente alerta", prevención que también hay que tener, precisa, con los niños.

Al contrario, "las personas que están íntegras física y psicológicamente es muy difícil que tengan un golpe de calor porque notamos que tenemos un enorme calor en el cuerpo".

Durante 2019, según datos que recoge el Plan Andaluz para la Prevención de los Efectos de las Temperaturas Excesivas Sobre la Salud, se dieron en Andalucía 47 avisos por temperaturas excesivas, concentradas entre el 1 de junio y el 15 de septiembre. Veintinueve se produjeron en Granada (dieciséis de nivel rojo, nueve naranjas y cuatro amarillas), trece en Jaén (siete rojas, cuatro naranjas y dos amarillas) y cinco en Córdoba (cuatro rojas y una naranja). Fueron cinco más que las registradas en 2019, pero muy lejos de las 109 que se dieron en 2017.

Según el Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos de la Agencia Estatal de Meteorología, los umbrales para activar los avisos por temperaturas elevadas dependen de las comarcas, pero el amarillo va entre los 36 y los 38 grados, el naranja entre los 39 y los 40 y el rojo está entre los 42 y los 44.

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