'Sama Xarit, amigo mío'

Microrrelato de Enrique Tamparillas González, finalista en la categoría de 'África'.

II Concurso de microrrelatos solidarios Ilumináfrica
II Concurso de microrrelatos solidarios Ilumináfrica

Me habían contado que en África había dos cosas que te marcaban para siempre, su gente y su luz.

El viaje había sido agotador; no en su tramo desde Madrid a Dakar, apenas unas horas, sino en el oscuro y excitante recorrido ya bien entrada la noche desde el abarrotado aeropuerto de la capital senegalesa hasta la barriada de Gueyeguay.

Tan pronto llegamos, mi mujer y yo caímos rendidos sobre la cama que nos habían preparado en la habitación más grande de la modesta vivienda. En la otra, algo más pequeña, dormían los otros catorce miembros de la familia que habíamos ido a visitar.

La visita no se ajustaba a la de unos turistas al uso, respondía a nuestra necesidad de abrazar a unos padres y hermanos a los que no conocíamos más que en fotos de escasa calidad, pero a los que nos unía la necesidad de llorar juntos a su hijo, nuestro amigo, una persona excepcional. Su trágica desaparición arrollado por un tren en España, en un accidente absurdo, nos llenaba el alma de sentimiento de culpa, de seres privilegiados que apenas eran capaces de conmoverse por algo.

De repente, voces de niños, chorros de luz que inundaban la estancia por las grietas de sus paredes. Fuera nos aguardaban sus familiares, con aquellas miradas que jamás podremos olvidar, aquellas miradas de agradecimiento que en absoluto merecíamos, pero en las que pudimos ver la fuerza, el cariño de esas gentes. Aquellas miradas que nos permitían ver en todo su esplendor aquella luz mágica: África.

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